El técnico Hernán Torres inició su era en Emelec con un empate 0-0 ante Gualaceo. Con su idea táctica hizo que el Bombillo luciera una mejor forma futbolística, tuvo profundidad, pero los delanteros estuvieron erráticos frente al arco.

Presionar en grupo en campo contrario. Pases de primera y rápidos. Asociaciones para pasar a los rivales. Esas fueron las principales características que mostraron los azules. Por momentos les funcionó, pero en los contragolpes sufrieron para mantener el orden.

El Foco tuvo un discreto primer tiempo, en el que intentó hacer funcionar la nueva idea de juego, y así mismo se mostró el estratega cafetero. Tranquilo, sin exaltarse y sin gritar. En su estreno, se movió al ritmo de su equipo.

Cuando el Bombillo tenía la pelota automáticamente se quedaba estático, llevaba sus manos hacia los bolsillos de su pantalón y, como si fuera una estatua, muy atento veía la construcción de la jugada.

Pero en las jugadas que sus dirigidos perdían la pelota, su tranquilidad cambiaba. Empezaba a caminar por todo el borde del área técnica y, si la jugaba terminaba con un remate peligroso, se llevaba sus manos a la cabeza.

Ni siquiera el remate que erró en solitario Alejandro Cabeza ante Walter Hinostroza, al minuto 26, hizo que se inquietara. Solo se lamentó moviendo su cabeza.

En el segundo tiempo, así como su equipo empezó a presionar más, Torres elevó sus revoluciones en sus movimientos para dar instrucciones a sus dirigidos, pero aún así no gritó.

En las jugadas que los azules perdían el balón, con sus manos señalaba dónde tenían que cubrir el hueco y al jugador que no le hacía caso se lo quedaba mirando fijamente.

Y de esa misma manera también pidió que adelantaran sus líneas los jugadores, como un torero ondeando su bandera, les pedía que avancen.

Con este resultado, Emelec se quedó en el puesto 12 de la tabla de posiciones, con 14 puntos, mientras que Gualaceo conservó la casilla 11, con 15 unidades.