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Crónica del partido Aucas vs. U. Católica: A la hora del milagro los santos se apagan
Las campanas tocan un redentor triunfo celeste. Pero al minuto 90 el auca Blanco puso el 2-2. Hay un rato en que, las explicaciones, se vuelven coartadas
Por sus obras los conocereís, está escrito. En la actual temporada la Universidad Católica cae, nuevamente, ante una sentencia que le erosiona el espíritu: siempre que está a contados pasos de ingresar al paraíso, se orilla del camino y el equipo, se queda, a las puertas del cielo.
No es fácil. El conocimiento y credibilidad de su DT, la calidad y propia fe de sus jugadores deben lidiar con el peso de lo que escuchan, de lo que de ellos se viene diciendo a lo largo de los años: salvo los gloriosos y lejanos 70, en los momentos críticos y pese al entusiasmo que provoque en propios y extraños, sus rivales lo saben. Y lo hacen: la celeste es el cuadro a vencer. ¡Tenaz!
Un viejo y pesado fardo, un imaginario que erosiona al más fuerte. Tan agobiante que, este año, prometedor como nunca, la historia sin final feliz se repitió, cansinamente. Se trata de una película que cambió de director y reparto para escenas que, en los partidos cruciales, remiten la banda sonora de un conocido merengue: No te vistas, que no vas.
Paradoja contigo: la Univesidad Católica de Jorge Célico alcanza un desempeño colectivo que no le pide favor al más pintado: jugadores competitivos, camerino sano y comprometido, idea clara, modelo ensayado; la entrega de los ungidos es a prueba de cualquier tentación.
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Pero en el momento clave -los finales segundos de un partido o al término de uno de ellos- las cosas no terminan de salir. Y los santos -la evidencia indica- somatizan el ruido que les asedia como perdedores: como ante BSC y Aucas, en vertiginosos segundos finales resbalaron a un vacío donde la redención se les queda fuera de juego.
Toca intervenir el mate
Paulo César Conforme es un experto pionero en América Latina sobre entrenamiento mental y fortalecimiento anímico en deportistas. “El esfuerzo técnico y táctico de la Católica es importante, pero no alcanza para ganar. En fútbol se gana con talento y talante: el primero lo pone el deportista, el segundo atributo lo empodera el DT”, apunta el consultor guayaquileño.
Conforme cita la sabiduría de un grande, como Andrea Pirlo. “La cabeza juega un rol catalizador para la victoria”, ha dicho el legendario y aguerrido centro campista italiano.
Este rol no se entrena, se lo adquiere y desarrolla en procesos de intervención mental. “Es decir, se trata de la coexistencia omnipresente de los dos valores: talento y talante, de la mano, juntos”; completa el estudioso.
Conforme, un seguidor y entrenador mental de futbolistas, acepta que la Universidad Católica lo tiene todo y lo hace todo, pero en la puerta del horno se le quema el balón. “El proceso táctico y técnico es importante, pero no lo es todo. Lo que hace diferencia es el talante: fortaleza mental, carácter y temperamento para contener, enfrentar y salir airoso de los momentos de alta presión y crisis durante un partido”, sugiere el experto.
Y en la Chato sí hay con qué
La celeste cumple el canon al armar un once con pretensiones. En el arco, Romo: ágil grandulón que, cada juego, muestra por qué es seleccionado venezolano. En la defensa, Grillo y Vallecilla, centrales sobrios y agresivos; cuidan de los ataques de dos laterales veloces e incisivos: Loor y Anangonó, consumados centradores.
La media, por los costados: Aarón Rodrígez y Luciano Nieto, explosivos, de buen pie y permanentes abastecedores de pelotas limpias. Mauro Díaz y Kevin Minda, al centro, con corte y salida rápida, provocan transiciones que desconciertan al rival. El gran capitán Facundo Martínez, graduado con honores en pases entre líneas y lúcido en el sacrificio, a la hora de proteger el cuartel de invierno.
De cara a puerta contraria, alternan los goles de Kevin Minda (2) e Ismael Díaz (7), que impulsan el hacer ofensivo de José Fajardo (5) o el Degollador Cifuente (2). En los papeles, todo bien. ¿Y entonces? El ritmo, el juego y los números de los bendecidos para sacudir las redes rivales no son malos, pero no alcanzan: buscan, pero, en ese vértigo, también se equivocan.
Las estaciones del viacrucis
Mayo 1, en el Atahualpa, ante Barcelona Sporting Club en crisis -con el DT Ariel Holan recién llegado y de estreno en la grada- los santos trabajan un vibrante partido: pisan territorio de gol en, bajito, ocho oportunidades; pero sus goleadores no encajaron una. En el 90 +11, un penal que dejó dudas es bien cobrado por Gabriel Cortés. Y el Loco les deja, otra vez, con la sotana al aire.
A fecha seguida, los estudiantes se mandan un brioso encuentro ante Emelec, con su DT Hernán Torres en capilla. En el Capwell, las decisiones del sopla pitos golpean la fe celeste: dos penales a favor de los eléctricos y de nada sirvió el descuento de Fausto Grillo, un central pura sangre de memorable desempeño. Es hora de diferenciar: hay un momento en que, las explicaciones, se vuelven coartadas.
El pasado 16 de mayo, la sola victoria en el Atahualpa ante los vallenateros de Alianza FC -a los que les dieron de a tres en casa propia- daba curso a la celeste para ir directo a octavos de final en Copa Sudamericana. Pero los acordeonistas se van con el 0-0 y, en lugar de bendecir su paso, los santos se quedan en el limbo: están obligados a sacar un empate de visita, ante Cruzeiro, rival directo en sus aspiraciones.
Sí: la celeste realiza un complicado torneo a filo de la navaja. Muestra claridad y furia para esquivar derrotas y salir cantando salmos. Ante el Cuenca, incluso, se pudo llevar una victoria, en un partidazo que remontó a 3 el partido que perdía por goleada. Y ante Técnico Universitario, en los segundos de los suspiros, levantó un 3 a 2, con dos goles de Ismael Díaz en el 90 y el 90+7.
2 – 2 ¿Por quién doblan las campanas?
El 0-1 ante Barcelona pesó como pecado capital. ¡Confiesen chimbadores! gritó la parroquia. Llegó el juego con Aucas, definitivo para alcanzar redención. Presión alta con turbo y, tras golpear la puerta varias veces, al cuadro santo se le abrieron dos: Fajardo, a los 35 y; en su propia cabaña, a los 50 minutos, un equívoco de Medina, el goleador auquista.
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A los 80 de juego, tipo Chavo del 8: sin querer queriendo, Layan Loor comete penal contra Sanabria. Medina, el artillero norteño lo cambia por gol, engañando en la estirada al formidable arquero Romo. Cuando los fieles buscaban la salida del templo, el auca Jean Carlos Blanco tironea las campanas. El 2-2 está escrito y sus primeras consecuencias, a la vista: las finales, la Chato las verá por TV.
Al final del trepidante partido, un exhausto Jorge Célico muestra que, en los 90 y pico jugados, ha envejecido: lo tenía todo, se va sin nada. A veces, el fútbol es un chupacabras que se te lleva la vida. Como nunca, Célico repara en el arbitraje de Aragón: a criterio del DT, en los dos tantos de la tribu auca, antes hay fuera de juego.
A la vista de todos, una pregunta: ¿no está el VAR para facilitar visualizaciones que perfeccionen de las decisiones de los sopla pitos? Claro, pero en tanto lo usen y lo usen bien, con todas la de ley. De lo contrario, nada. Y como dicen en el barrio: se acabó la Navidad…
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