Al marcar el segundo gol para Atlético Barreiro, Santiago Cevallos no pudo evitar mirar al cielo y celebrar, simbólicamente, con su hermano menor, Jhair. Él falleció a finales de 2020, pero Santiago recuerda que hicieron dupla desde niños. Y ahora, en cada gol o nuevo título vuelve a estar presente, tal y como sucedió en el festejo del bicampeonato en la Liga Barrial José Félix Barreiro, en la ciudadela del mismo nombre, al sur de la capital.

“La anterior final no pude estar por una lesión y en esta ya tuve la oportunidad de jugar; es una alegría súper grande, porque en este equipo jugó Jhair, mi hermanito, que desde el cielo me apoyó para salir campeón”, dijo a EXTRA el jugador, que en la final ante Torino ocupó el puesto de delantero.

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En su semblante la nostalgia se hace presente al recordar que fue su hermano quien lo llevó a jugar en Atlético Barreiro, donde ‘pelotearon’ por tres años antes de su muerte. El 17 de noviembre de 2020, Jahir decidió salir a jugar una final de fútbol sala con su equipo, ESPE Academia Sport JC. Aquel día ganaron y acabaron festejando con una merienda.

Para entonces, el futbolista se había comprado una moto en su afán de movilizarse solo para no exponerse a a la pandemia y contagiar a su hijo, que tenía tres años. Pero tras la cena con el equipo, encontró un conductor irresponsable que lo impactó mientras se dirigía a su casa. “Desde ese día no hemos tenido consuelo”, dice su padre, Ernesto.

Santiago y Jahir no pudieron ser campeones juntos en el Atlético Barreiro, pues el primer título llegó recién el año pasado. Pero sí festejaron varias veces en el fútbol sala, que fue su espacio preferido, donde, dice Santiago, tenía siempre su “pared chiquita”, el pase seguro.

El recuerdo de su hermano se ha convertido en una motivación. Y así se notó en la final, un partido que resultó muy bravo y que se jugó justo al mediodía, cuando la ciudad vive una ola de calor. Pero el fútbol barrial no tiene límites de clima.

El tanto inicial del cotejo se había marcado en el primer tiempo a favor de Atlético Barreiro por parte de Emerson Cortez, en la que había sido la única llegada de cara al arco hasta el momento, pues los equipos disputaban el balón principalmente en el medio campo.

Después del descanso, con algo de frescura ganada en el camerino, Torino consiguió empatar con un golazo de Christian Valdéz, quien tomó una pelota a unos veinte metros y remató potente directo al ángulo superior derecho.

SUEÑO CUMPLIDO

El empate instaló la emoción e hizo que el equipo azul se animará, pero no duró mucho, pues apareció Santiago para marcar el tanto que dedicó a su hermano, aprovechando un tiro de esquina y doble cabezazo en el área.

Para entonces, además, había ingresado Ángel Castro para reforzar el medio campo de Barreiro, generando mayor control y salida en esa zona. Y fue justo este jugador quien consiguió el definitivo 3-1. Ahí terminó el cotejo, a pesar de que por delante quedaban diez minutos, los cuales resultaron trabados y de difícil tarea para el árbitro, debido a los reclamos.

Tal confianza tenía ya Atlético Barreiro sobre el resultado, que a falta de cinco minutos decidieron el ingreso de su jugador más joven, Damián Calvopiña, con solo 13 años. El ‘pelado’ no alcanzó a topar la pelota, pero estuvo ayudando a cerrar espacios y acabó con la sonrisa imborrable porque solo quería “un ratito en la final” y, además, fue quien recibió el trofeo.

El pequeño pertenece a la familia Calvopiña, pionera de la organización de fútbol en el barrio. Fue su abuelo, Hugo Calvopiña, quien formó el equipo y el que decidió que en este año su nieto empiece a sumar minutos en la categoría máxima. Así, a pesar de su diferencia física, Damián acabó entrando como variante en varios cotejos durante los últimos diez meses, tiempo que duró el torneo.

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