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Carlos Vera dice que el VAR afecta el desempeño de los árbitros

El único árbitro ecuatoriano que estuvo en una final de Mundial (Brasil 2014) lamenta el momento actual que viven

Carlos Vera fue el último réferi ecuatoriano convocado a una Copa del Mundo y designado para pitar una final de un torneo de esa magnitud. Fue en Brasil 2014, año en el que el hoy exárbitro dice haber cumplido todos sus sueños.

En entrevista con EXTRA, Vera lamenta que en Qatar 2022 y en los últimos torneos FIFA no hubiera presencia de réferis tricolores. Es tajante y considera que los profesionales locales se están estancando al conformarse con la escarapela FIFA, cuando para pitar en un torneo de este tipo se debe estar en 2 torneos previos igual de importantes como campeonatos de selecciones juveniles.

- ¿Cómo empezó su travesía en el arbitraje?

Mi papá fue árbitro asistente de Primera, él nos impulsó a seguir esta profesión. Yo quería ser médico. Pese a ello mi papá me llevaba a los partidos para que me enamore de la profesión. Una vez, no sé premeditadamente, me pidió que los acompañara a Calceta y un asistente no le llegó, entonces me pidió que lo ayudara. Ahí empezó todo.

- ¿Cómo fue su debut en la Primera División de Ecuador?

En mis inicios era complicado ser árbitro central, para eso mandaban 2 árbitros y sorteaban cuál pitaría. El primer partido en el que participé fue un Deportivo Quito vs. D. Cuenca, fui al sorteo y no gané. Recién en mi tercera salida pude ser juez central en un Espoli vs. Liga de Quito, en 2003. Recuerdo que terminé fundido, porque como soy de la Costa tuve que correr de un lado a otro en la altura gracias a Jimmy Blandón, que mandaba unos pelotazos. Mi inexperiencia hizo que no dosificara mi energía y terminé con dolor en las piernas.

- ¿Cuándo empezó a hacerse conocido?

En 2005, cuando cambió la Comisión de Arbitraje y entró Roger Zambrano. Ahí empezaron a dar oportunidad a árbitros que teníamos condiciones, pero a veces nos relegaban sin razón. Es más, ese año sin ser árbitro FIFA me tocó pitar la final del Apertura entre Barcelona y Liga de Quito.

¿Qué significó para usted conseguir la escarapela FIFA?

Eso pasó en el 2006 y fue muy importante, pero a la vez muy particular. Pese a tenerla no había partido que me saliera bien. Incluso, como el listado internacional se renueva cada año estuvieron a punto de sacarme por no participación.

- ¿El 2014 fue su mejor año?

Sí, fue memorable. Dirigí la final del torneo ecuatoriano entre Barcelona y Emelec y estuve en la final del Mundial Brasil 2014. Desde el 15 de enero de ese año que me llegó la convocatoria el Mundial me cambió la vida. Fui con la convicción de llegar a la final y lo logré.

- ¿Cómo fue dirigir 2 partidos de la fase de grupos?

El partido entre Costa de Marfil y Grecia lo recordaré toda mi vida, porque fue clave. Sabía que de él dependía mi continuidad en el Mundial. Junto a Cristhian Lezcano como juez de línea salimos convencidos de que había que dejar todo en la cancha, porque de nosotros dependía que cambiemos la historia. Es más, hubo una decisión muy importante: marqué un penal en el último minuto para Grecia, con ello clasificaron a octavos.

- ¿Por qué fue clave?

Cuando llegamos al camerino, el cuarto árbitro, Sandro Ricci, me dijo: “¿qué hiciste?”. Todos tenían cara de preocupados. Casi de inmediato un asesor de la FIFA se me acercó y me dijo que el presidente de la Comisión de Arbitraje de la FIFA, el suizo Massimo Busacca, quería hablar conmigo. Ya frente a él me felicitó, porque los dirigentes principales habían dicho que mi arbitraje fue bueno. Ese partido me llevó a la final.

- ¿Cómo fue pitar ese Argentina y Alemania?

Alucinante. Es más, cuando recibí la designación no lo creía; recién cuando pisé el estadio Maracaná (sede de la final) lo asimilé. El partido pudo ganarlo Argentina, tuvieron dos jugadas claves para hacer goles, pero no pudieron. Vi la tristeza de Lio Messi.

- ¿Qué opina de que no hubo árbitros ecuatorianos en los Mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022?

Es lamentable, sobre todo si se analiza que se había abierto un camino promisorio. Sin embargo, la respuesta es que no se ha seguido el proceso, ya que muchos árbitros jóvenes que venían destacando han perdido espacio. Ahora son más esporádicos, tienen actuaciones altas y bajas, no hay regularidad; eso hace que se pierda confianza y credibilidad, algo que la FIFA toma en cuenta.

- ¿Cuál cree que haya sido el problema para que decaiga el arbitraje nacional?

Es culpa de los mismos árbitros que se conforman solo con la escarapela FIFA para Ecuador. Tenemos que pensar en grande. Algunos árbitros han recibido la escarapela y ya con eso se han contentado. Deben cambiar de mentalidad, hacerles entender que tienen que seguir superándose.

- ¿El VAR ayuda el fútbol?

La tecnología será importante cuando ayude y no perjudique a una institución que hace una inversión. El VAR también ha hecho que algunos árbitros se vuelvan cómodos, cuando tienen que salir pensando que no tienen esa herramienta. Está comprobado que el VAR comete errores y hace perder la emoción en los partidos... a veces los goles hay que gritarlos hasta tres veces.

- ¿Debería seguirse utilizando?

Creo que sí, pero para situaciones puntúelas. Una expulsión, un balón que entró y no se marcó o una situación de penal.

- ¿Por qué se retiró en 2016?

Fue una decisión difícil, pese a que ya la venía analizando después del Mundial 2014; la idea era que también vaya a Rusia 2018, pero el terremoto en Manabí (el 16 de abril de 2016) me llevó a tomar la decisión. Ese día estaba en mi casa, con mi familia, y ver lo que pasó me hizo pensar que tenía que dedicarme a ellos, con quienes prácticamente no pasé 20 años por mi carrera.

- ¿Cómo así llegó a la política?

Soy una persona que aprovecha mucho las oportunidades. Nunca fui político, pero me llamaron y me invitaron, eso fue en 2017. La etapa como Asambleísta Nacional fue dura, pero me dejó muchas enseñanzas. Ahora estoy más tranquilo alejado de ella. Preferí invertir en negocio propio y así continúo.

- ¿Extraña arbitrar?

Salí feliz de esa profesión, creo que por eso no la extraño. A veces cuando veo que los árbitros pierden el control de los partidos y su propia personalidad sí me dan ganas de meterme a la cancha. Pueden ser malos árbitros, pero no pueden perder la personalidad.