Después del contundente 4-0 que le propinó Independiente del Valle, muchos pensaron que el ciclo de Alejandro Castillo estaba a punto de tambalear. Sin embargo, ante la prensa, se mostró sereno y firme. "Estas cosas, a veces, pasan. Es fútbol", afirmó con temple, defendiendo su gestión en medio de las críticas.

Frente a 50.000 corintianos, Castillo demostró su conocimiento táctico y el respaldo inquebrantable de sus jugadores. El DT ejecutó una estrategia precisa que, antes de verse presionado, desactivó el ímpetu del Corinthians, evitando que impusiera su asedio característico en estos duelos. El equipo local, obligado a marcar antes del primer cuarto de hora para remontar un 3-0 en contra, se encontró con un rival que no cedió terreno ni permitió el esperado vendaval ofensivo.

Si ese gol no entra, la angustia empieza a mecer y sacudir la cuna, en contra del local. Castillo logra contener al rival que, dirigido por Ramón Díaz; no halló la fluidez, las ideas y el momento para, a punta de pelotazos -por último- someter al amarillo.

SIN PRISA, PERO SIN PAUSA

El del Astillero impuso una estrategia que erosionó, minuto a minuto, a un maniatado Corintians. No es que le borró, provocó que el rival se agote en el intento. Así se sacan partidos y pasajes a nueva fase de Copa Libertadores.

Castillo recuerda ese Barcelona que se agranda en la adversidad. La goleada del IDV, en vísperas de este choque, potenció el grado de dificultad a resolver: Castillo la superó

SE GRADUÓ DE GUAPO

El portero Contreras, de turra actuación ante el IDV, sacó tres goles y, en el segundo brasileño, pagó deuda ajena: a la altura del área en que André Carrillo le cabecea, esos balones son problema de los centrales.

Leonai Souza, expulsado al 61: a Martínez tocaba pararlo. El ingreso de Gastón Campi, para bajar la lanford, otro acierto. Barcelona respira, Castillo se empodera. Al momento, con eso alcanza.

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