En la casa de los Obando Ayoví, en Esmeraldas, había una meta por hacer realidad con Allen Aldair, debía estudiar, sí o sí, debido a que Carlos Obando, el padre del jugador de moda en Barcelona, es abogado. En realidad su muchacho es buena pelota, se cansa de hacer goles y su futuro tenía destino... Guayaquil.

A Monserrat Ayoví, su mamita, cuando le hablaron de Barcelona por el desempeño de su niño lo primero que dijo fue que debía estudiar. El tema de los estudios no era negociable, pero Obando hace jugadas en la cancha y en las clases. Este año se gradúa del colegio y le espera la universidad, lo cual también debe cumplir con la responsabilidad que lo caracteriza.

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Todo comenzó en el 2016 en un viaje a las escuelas de fútbol de Esmeraldas: “Fue uno de tantos viajes, lo vimos, se destacó en los entrenamientos, era el más chiquito, el más calladito, pero con una seguridad de jugar como si fuera un grande” dice Carlos Alfaro Moreno, quien recuerda como llegó Obando al Ídolo.

“El padre del chico como condición pedía que su hijo siga estudiando y también jugando”, señala el directivo amarillo, al tiempo que indica que la familia siempre estuvo unida en el camino deportivo de Allen.

Llegó a Guayaquil, pero no lo hizo solo, aquel día vino con cinco chicos, todos mayores un año más que él. “El cambio fue tremendo, vivir y estudiar era la meta, pero comenzó a hacer goles al por mayor en todas las categorías menores, hasta que llegó a la sub 17” comenta Alfaro Moreno.

Entre los chicos que llegaron de Esmeraldas estaba Elkin Caicedo, quien es su primo y juega de lateral. Esa fue una de las estrategias para que Allen no sienta el cambio, porque estuvo rodeado de los amigos con los que jugaba en Esmeraldas.

A los 16 años debutó en el 2022 de la mano de Jorge Célico y en aquel partido se comió un penal. “Cuando pasó lo del penal recibió el apoyo de todos, hablé con el papá y me dijo que si lo hacía íbamos a llorar de la emoción” manifiesta Alfaro Moreno.

DE LOCOS

A los 17 años hizo su primer gol, para el exjugador amarillo y ahora comentarista José Gavica, el accionar de Obando es para tenerlo en cuenta: “Hay que ver más allá del gol y de la asistencia, Allen tenía la responsabilidad de reemplazar a un hombre que venía haciendo goles, nos referimos a Jonathan Bauman, y lo hizo bien, lo que más me gustó es la tranquilidad en el festejo, él sabía lo que costaba el gol, pero se mantuvo sereno y eso habla bien del chico”.

Allen es una historia como cuando Juan Madruñero (1971) debutó a esa misma edad y fue un jugador muy significativo en el Ídolo.

Cuando llegó a Barcelona, con 10 años, comenzó jugando en la sub 12, eso ayudó a que vaya tomando más experiencia con los jugadores mayores.

La vida les ha cambiado a los Obando. El padre del jugador maneja la escuela de fútbol de Barcelona en Borbón.

LA VENTA

El presidente de la Comisión de Fútbol de Barcelona, Antonio Álvarez, comenta que desde Inglaterra se querían llevar al joven, cuyo pase está cotizado en unos 7 millones. Sostiene que Allen tiene mucho por mostrar, es un chico muy sencillo y con hambre de triunfo.

Obando tuvo que esperar 13 meses para cambiar la historia en el Ídolo, en el 2022 se comió un penal, en el 2023 ante el Deportivo Cuenca hizo un gol y le dio un pase para el 2-1, Allen ahora tiene dos retos: lograr más minutos con los canarios y goles y representar a Ecuador en el Mundial de Indonesia en noviembre.

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