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Cuerpeo
Actriz porno ecuatoriana ha complacido por detrás a más de un hombre
Sensual guayaquileña, dedicada a filmar videos eróticos, narra sus anécdotas en Tinder. Un francés con perla en el genital la hizo ver 'estrellas'.
“Mi nombre es Aurora Laborde. Soy de Guayaquil y tengo 25 años. Soy actriz porno, me considero pionera en Ecuador, de las primeras en hacerlo abiertamente. No es igual que te filtren un video de sexo a que tú misma lo subas.
Tengo un año actuando y estoy casada con un chico que acepta eso y que es con quien hago videos. Realizamos un tipo de porno como hecho en casa, que se llama POV (punto de vista, por sus siglas en inglés). Las escenas salen desde su visión, él graba desde arriba, no se le observa la cara.
Llevo cuatro años usando la aplicación Tinder. Empecé en esa red social por ‘joda’, abrí un perfil por ver qué salía. Lo sigo teniendo porque es una fuente de encuentros para mis videos.
En Ecuador he salido con chicos de Samborondón. Algunos muchachos de billete lo hacen mal. A veces tuve que explicarles cómo desenvolverse en la cama, pero aparentan ser expertos. El sexo con uno del Guasmo no se va a comparar. Creo que los de ‘Sambo’ se crían observando el sexo en televisión, mientras que los de barrio se crían haciéndolo y se perfeccionan con el tiempo.
Una vez también salí con un hombre de 40 años, y en medio del sexo me dijo que me espere... sacó unos guantes quirúrgicos y un lubricante del cajón. Pensé que quería hacerme una introducción por detrás, sin embargo, eso era para él. A mí me pareció increíble porque soy bien curiosa. Al inicio me sorprendí, pensaba cómo le haría eso. Pero luego supe dónde tocar, influyó la química que hubo en el momento.
Ese tipo de práctica, en que la mujer realiza sexo al hombre, se llama ‘pegging’. La gente toma eso como ‘ah, eres gay’, porque no entienden. Es cuestión de tener otra mentalidad. El de 40 gemía, lo disfrutó, por ejemplo. A más de uno le he hecho ‘tierrita’.
En otra ocasión, en Guayaquil, salí con alguien y me tuvo tomando agua todo el tiempo. Fui al baño una vez y cuando quise volver a orinar, él se acostó en una tina y me dijo: ‘Hazme pipí encima’.
He tenido anécdotas curiosas, porque no me cierro a nada.
En Tinder me ha salido de todo. Voy más por los extranjeros porque soy negrita y en Ecuador mi cara es una más, mientras que para los del exterior soy como algo diferente.
Después estuve un tiempo en Colombia. En la aplicación me salió un francés y un alemán. Con el francés me pegué el sexo del año. Él tenía una perla en su genital. Es una incrustación que se suele colocar en esa área masculina para estimular mejor el punto G de la mujer. Tuve distintas sensaciones en ese rato. Con la perla, la cerveza y el buen entendimiento subimos a otro nivel.
El sexo que se consigue ahí (en Tinder) es bueno, pero dependiendo. Con el alemán fue lo peor. No me gustan esos hombres que no hablan, no gimen, no sienten, no transmiten emociones y, de paso, se ‘vienen’ de una. Él era como medio apagado. Llegó y todo fue rápido, ¡pas, pas y ya! No se movía, solo quería penetración y nada más.
Ahora, que vivo en República Dominicana, me han salido unos franceses ricos; otros de Estados Unidos, Canadá, también asiáticos. Pero se debe tener cuidado, hay unos tipos que te invitan a las 03:00 a un sitio, sabrá Dios dónde. Hay gente que sí va y por eso les ocurren cosas malas.
El sexo es lo mejor cuando se lo sabe disfrutar. No hay nada igual que el placer de sentir, es tan mágico. Siempre debemos preguntarnos, ¿cuándo fue la última vez que hice algo por primera vez? Hay que motivarse, dejar a un lado los miedos y barreras mentales”.