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La ‘terapia del palo’ no ayuda con el hijo 'mano alzada'
Los padres deben descubrir qué lo lleva a actuar así. Si el niño se ‘suena’ a alguien podría ser por enojo, frustración o miedo. Dialoga con él para que controle sus impulsos.
Empujones, manotones, tirones de cabello, suelen ser la forma de reaccionar de tu hijo. ¿Por qué actúa así? Esta conducta impulsiva es guiada por su cerebro primitivo cuando se siente amenazado, frustrado o enojado.
“Incluso puede presentarse cuando él no ha presenciado maltrato en casa”, dice la psicóloga clínica Yanira Ibarra.
Su colega y terapeuta familiar, Lizbeth Lascano, sostiene que en la infancia la característica principal es la inmadurez emocional. “Está aprendiendo recién a manejar y a entender las emociones. Los padres son clave en el proceso de enseñanza”, indica.
¿A partir de qué edad podría ser ‘mano alzada’? Por lo general se da en los primeros años, asegura la terapeuta.
“Entre los dos y cinco años aparecen crisis emocionales. Son comunes las rabietas y el ‘no’ cobra fuerza. Empiezan a sentirse limitados, porque no se les permite solo jugar y jugar, sino que en la escolaridad, a los 3 años, deberán consolidar la obediencia, paciencia, etcétera”, asevera Lascano.
Ibarra concuerda en que los más chiquitos tienen un menor dominio emocional. “Cerca de los 5 años comienzan a reconocer sus emociones y conductas, a relacionarlas e identificarlas. De 8 a 12 hay mayor conciencia emocional, mejor manejo de su corporalidad y mucho vocabulario, que permite expresar en palabras lo que ocurre y lo que piensa”, finaliza Ibarra.
Castigos y distaciamientos
Ibarra manifiesta que si al ‘pelado’ no se le enseña el autocontrol emocional, ellos verán la conducta como normal y la repiten; y los padres pueden entrar en desesperación, incurriendo en acciones agresivas, haciendo que el niño se sienta amenazado, se aísle, generando sentimientos de soledad.
Los otros niños podrían alejarse por miedo a ser lastimados. Y los padres de quienes han recibido golpes pueden reaccionar de forma defensiva, invitando a sus hijos a mantener distancia dentro y fuera de la escuela.
EXTRAtips
1. Tú eres su modelo. Ayuda al niño a gestionar su emoción desde el ejemplo que podemos ofrecerle como adultos.
2. Sácalo de la situación de conflicto. Charla con él sobre su conducta. Enfócate en la reflexión y solución. Dile: “¿Cómo crees que se sintió tu amiguito? Si él te pegara a ti, ¿cómo te sentirías? ¿Cómo resolvemos lo sucedido?
3. Celebre cuando deje de golpear. Eso lo animará mucho. Felicítalo porque poco a poco está teniendo autocontrol.
4. No lo corrijas en público. Al hacerlo, el niño se siente humillado y/o desafiado, por ende en lugar de generar un aprendizaje lo invitamos a repetir la conducta de manera constante.
5. No le pegues ni lo insultes. Esto hace que el cerebro de él reaccione por miedo, ya que lo interpreta como una amenaza o dolor, originando resentimientos, culpa, y una baja autoestima al sentir que su cuidador le genera inseguridad.