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Buena Vida
Estos son los riesgos del consumo de contenido para adultos en manos de adolescentes
Siete de cada diez adolescentes consumen porno. Cuidado con los riesgos
En tiempos de virtualidad, es un hecho que el acceso a contenidos pornográficos se vuelve cada vez más fácil.
La mayoría de estas imágenes o videos aparecen como avisos publicitarios para “buscar pareja sexual” o ser parte de un juego en IA que simula sexo real. Solo basta hacer clic en los enlaces que aparecen mientras se navega en internet.
Pero para acceder hay que tener un teléfono celular, tableta o computadora. Y en la actualidad, estas tecnologías también están al alcance de niños y adolescentes. Es por eso que genera alarmas.
Según un estudio de la oenegé Save The Children, 7 de cada 10 adolescentes tienen acceso a la pornografía y un 30 % asegura que es su única fuente de educación afectivo-sexual. Al revisar las edades de quienes la consumen, el 53,8 % bordea los 13 y el 8,7 % tiene entre 8 y 10 años.
Aunque este análisis fue hecho en España con el objetivo de entender la problemática y crear conciencia al respecto, da una idea de lo que puede estar ocurriendo en sociedades como la ecuatoriana.
Según el INEC, 1 de cada 2 niños, niñas y adolescentes usa computadora. Por eso es prioritario que los padres se mantengan informados y cuenten con herramientas para prevenir los riesgos que representa su mal uso.
Ojo con los riesgos
La asesora familiar Daniela Nugué da estas recomendaciones para practicarlas desde casa:
- Control parental. Instala apps que ayuden a evitar el ingreso a portales webs con contenidos para adultos. Controla las horas que pasan tus hijos frente a las pantallas y sus actividades en internet.
- Fomenta buenas acciones. Diles que no está bien compartir ni distribuir imágenes o videos de actividades sexuales.
- Habla sobre los riesgos. Existen juegos en línea que permiten chatear con desconocidos.
- Motívalos a alzar su voz. Enséñales que está bien denunciar o contar si están siendo motivados a ver videos pornográficos o están siendo contactados por extraños.
- Sean padres presentes. Para evitar que caigan en adicciones debido a carencias emocionales, aprende a balancear tu vida laboral con la familiar y dedica tiempo a tus hijos.
- Limita los televisores o pantallas. De preferencia, que la TV y el computador estén en un lugar común de la casa, no en sus habitaciones.
¿Mi hijo es adicto?
Es necesario dialogar con tu hijo para conocer el trasfondo y saber si hay adicción a la pornografía. Estas serían las señales de que debes buscar ayuda de un profesional:
- Si el chico o chica busca autosatisfacerse con esos contenidos para escapar de cierta emoción.
- Cuando ha cambiado sus actividades recreativas por el consumo de pornografía.
- Si hay una conducta reiterativa y comportamientos agresivos cuando se le pide que deje las pantallas.
Las especialistas
"De existir un problema de adicción, los progenitores deben procurar no aumentar la carga emocional del hijo generándole culpa o vergüenza de sí mismo. Por el contrario, es necesario más supervisión, regular el uso de las pantallas y hablar de las consecuencias de la pornografía en su vida. Antes de esto, desde casa los hijos deben haber mantenido una charla con sus padres sobre sexualidad, de aspectos como pudor, menstruación, abuso, cómo nacen los bebés, entre otros. Antes se pensaba que los padres debían explicar temas conforme los niños preguntaran, pero hoy, debido a la virtualidad, hay que adelantarse y hablarlo con naturalidad para que siempre el hijo los vea como su principal fuente de información, en lugar de buscar ayuda en internet, algún compañero u otra persona”. Daniela Nugué, psicóloga clínica y máster en Asesoramiento Educativo Familiar por la Universidad Complutense de Madrid
Hay que tener claro lo que es pornografía.
“Cuando se es padre de un niño o adolescente que es ‘nativo digital’, es prioritario entender qué es la pornografía. Según la Real Academia Española, su significado hace alusión a la “presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación”. Si antes estos contenidos venían en formato de revistas, o películas en VHS o DVD, hoy se difunden en un escenario virtual. Cuando se consume material explícito de contenido obsceno, se activa de inmediato la dopamina, que es un neurotransmisor presente en el cerebro y asociado al placer. El problema es que cuando la liberación de dopamina es excesiva, las personas se convierten en adictas. Entonces, lo que empezó siendo esporádico se convierte en habitual. ¿Pero qué hace que el niño o adolescente se vuelva adicto? La carencia emocional está detrás de eso, por lo que la pornografía sería un escape para no sentirse como se sienten en ese momento”. Mónica Ortiz, docente de la Universidad Central del Ecuador y coautora de varios artículos y libros sobre sexualidad
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