Se llamaba Kevin Jacinto, tenía solo 23 años y hace poco nomás, la noche del lunes 26 de abril de 2021, fue encontrado colgando de una soga amarrada al techo de su vivienda, situada en la ciudadela 27 de Septiembre del cantón Babahoyo. Sus allegados presumen que el chico tomó la decisión de ahorcarse, debido a la pena que le había provocado una reciente ruptura amorosa. Vivía solo y al no salir a cenar como todas las noches donde uno de sus tíos, este lo fue a buscar y halló solo su frío cadáver.

Kevin Jacinto es una de las 800.000 personas cada año se quitan la vida en el mundo, según un último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que afirma  que los suicidios, muchas veces a causa de la soledad, son un fenómeno global que afecta a todas las regiones, pero que pegan más fuerte en los países de bajos  ingresos.

Profesionales de la psicología y guías espirituales consideran que la pandemia de covid-19 y los consecuentes aislamientos han provocado que en mucha más gente esté  comenzando a "despertarse" trastornos depresivos, angustias y alucinaciones y que la soledad, no solamente física, sino también emocional, está afectando a tantos.

"Se supone que las redes sociales y todo lo que hoy se ha hecho ha alejado a los cercanos y ha acercado a los lejanos", dice Gary César, un escritor y pastor  evangélico, autor del libro "Conexiones vitales", quien recuerda que, según estadísticas mundiales, las personas más solitarias son las que están entre los 16 y 24 años de edad.

Para César, urge entender que la soledad puede ser el resultado de traumas, de experiencias negativas en cuanto a relaciones interpersonales; y que ante una relación tóxica  la reacción inmediata debe ser apartarse de esa persona.

"Si queremos relaciones funcionales tenemos que entender que la soledad no es parte del plan, porque fuimos diseñados para conectarnos, tenemos un diseño de  conexión con los demás", afirma el también conferencista.

Estrechar lazos y buscar ayuda

El también pastor guayaquileño Jorge Delgado Veloz, miembro de la Iglesia Casa de Fe, indica que ante la crisis sanitaria, económica y todo lo negativo que ha traído  la pandemia, la gente debe comenzar a identificar su yo interior, sus angustias, para, con pensamientos positivos y con ayuda externa, combatir sus problemas  emocionales y sensaciones.

El pastor considera que las personas deben estar abiertas a reconocer que necesitan estar con alguien, que necesitan ver a su familia, conversar con sus amigos.

El terapeuta puede ser tu salvación

La psicóloga clínica, Betty Soria precisa que el aislamiento físico y emocional, a causa de la pandemia, que está relacionada con muertes, "desarrolla trastornos de  ansiedad, de reacciones a estrés agudo, depresión, o desarrolla ciertas patologías ya abiertas, como las siquiátricas, que exacerba las alucinaciones visuales, auditivas".

Si a eso se suma la falta de un especialista, un terapeuta que le dé acompañamiento a la persona, afecta más su psiquis, agrega.

Si algo bueno ha logrado esta pandemia, es que la gente esté derribando el estereotipo de que acudir al psicólogo o psiquiatra es como considerarse o ser considerado  loco o demente. Y prueba de ello son las 210 personas que llamaron al ECU 911 en Guayaquil para solicitar ayuda psicológica, solo en marzo de 2021.

Al respecto, Soria sostiene que siempre es necesario acudir al psicólogo, porque este actúa en función de la realidad del paciente y no juzga, no hace juicios de  valor. "El terapeuta trabaja en base a los antecedentes que el paciente tenga, por ejemplo, si ha sufrido abusos sexuales y muchas otras situaciones, entonces él puede llegar  al núcleo, a la causa del problema, para poder librar a ese paciente de su angustia".

La profesional acota que actualmente en el país, y particularmente en Guayaquil, hay psicólogos para todos los estratos sociales y bolsillos, incluso está la atención gratuita por parte del Estado y organizaciones sin fines de lucro.

Eso sí, aclara, hay que diferenciar cuándo se trata de un caso de esperar con calma al psicólogo o si se trata de una emergencia. Es decir, si alguien tiene una  intensión de suicidarse o si ya tomó veneno, tiene que acudir al área de urgencias de una casa de salud.