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El Rincón del Misterio: Refugio de almas olvidadas
En el parque Metropolitano deambulan tres espíritus. Dos expertos en temas paranormales recorrieron una casa abandonada y, según ellos, ahí ‘descansan’ los fantasmas de una adolescente, un anciano y otra mujer.
El fantasma de una adolescente entra por la parte trasera de una casa abandonada del Parque Metropolitano, en el norte de Quito. Se sienta en una banca desgastada. Llora. Grita desesperada. Camina hacia un cuarto. Agarra una soga, la rodea en su cuello y se cuelga de una viga de madera.
Así lo vio Esther Figueroa, parapsicóloga y médium (persona que sirve como mediadora entre los espíritus de los muertos y el mundo de los vivos).
Diario EXTRA y dos expertos en casos paranormales recorrieron una casa abandonada ubicada en el suroriente de este parque, por donde los deportistas tienen miedo de cruzar.
Y no es para menos. Bryan Albán y Figueroa fueron con dos varillas, un péndulo de plata y una tabla de ouija para medir las energías de este predio, que ha sido invadido por la maleza, grafitis y escombros. ¡De terror!
Antes de ingresar, la mujer golpea el suelo con sus tacos, “para que los espíritus sepan de nuestra presencia”.
Recorrido tenebroso
Albán camina lento mientras las varillas actúan como una brújula y le indican los lugares más turbios de la casa. Ingresan a un cuarto donde hay dibujos grotescos de animales y monstruos. Además, hay varios escritos hechos con lápiz. Uno de estos dice: “En la noche pienso en ti, en tu muerte...”. Junto a las palabras se ve el rostro dibujado de una mujer.
Los expertos no le prestan atención. Continúan a otro dormitorio al que casi no entra la luz. Hay preservativos, estiércol y colillas de tabaco.
Figueroa alza su mirada, señala con el dedo y pronuncia: “Ahí se mató la muchacha”.
Albán camina hacia un espacio que al parecer era utilizado como la sala. Saca el péndulo y pregunta: “¿Hay alguien aquí?”. El artilugio se mueve hacia la derecha indicando que sí.
El hombre pide más información y, según él, en ese lugar reposa el alma de un anciano. Figueroa se acerca a una columna, coloca su mano encima y dice: “El hombre era el dueño de la casa y su muerte fue natural. Dejó de respirar en este lugar.”
La médium regresa a ver bruscamente hacia la entrada. Corre a la puerta y agarra la cerradura. “Hay otra mujer aquí”, menciona. Según ella, dicho espíritu no pertenece al lugar, simplemente está ahí.
Almas olvidadas
Figueroa explica que la energía pesada que se siente en los lugares abandonados se debe a que ahí se han quedado espíritus anclados. Es decir, estos no quieren pasar al mundo de los muertos.
Para ella hay dos razones: una muerte trágica y el apego a lo material. En el caso de la adolescente, según la experta, se trató de una muerte intempestiva que no estaba en la planificación del ‘camino espiritual’. “El alma de alguna manera pierde la dirección y queda atascada en tiempo y espacio”, argumenta.
Con respecto al espíritu del anciano, Figueroa indica que el hombre pudo haber sido muy apegado a su propiedad y piensa que puede llevársela al más allá. Por eso se queda ahí.
Albán recomienda que cuando hay lugares abandonados como este, las personas que son muy sensibles deben ir protegidas con amuletos, como cuarzos y figuras de plata. Añade que los síntomas que siente una persona cuando hay entes paranormales son náuseas, nervios y falta de orientación.
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