El embarazo conlleva una serie de cambios importantes que afectan tanto al cuerpo como a la mente. Estos cambios también repercuten en la vida sexual de la pareja, que puede experimentar una gama de nuevas sensaciones, así como preocupaciones e incertidumbres. Es esencial entender cómo el embarazo impacta la sexualidad para mantener una vida íntima saludable y gratificante durante esta etapa.

A medida que el bebé crece, el aumento de peso y los cambios en la distribución de los fluidos corporales pueden alterar la sensación de placer y la comodidad durante el sexo. El incremento en los niveles de hormonas (estrógeno y la progesterona) no solo prepara al cuerpo para el parto, sino que también puede aumentar la lubricación vaginal; esta acción hace que algunas mujeres experimenten un aumento en el deseo sexual. Sin embargo, no todas las mujeres sienten un aumento en su libido. El cansancio, las náuseas y la incomodidad física en el primer y tercer trimestre pueden disminuir el interés sexual. La expansión del útero y los senos, junto con el aumento del flujo sanguíneo hacia la pelvis, pueden hacer que algunas posiciones sexuales resulten incómodas o dolorosas. Es crucial que las parejas hablen sobre estos cambios para encontrar maneras de adaptarse y disfrutar de su intimidad.

Las hormonas pueden provocar altibajos en el estado de ánimo. Algunas mujeres pueden sentirse más conectadas y deseosas de intimidad, mientras que otras experimentan ansiedad, preocupaciones sobre el cuerpo y el parto, o incluso temor a lastimar al bebé durante el acto sexual. Es natural que las mujeres embarazadas se sientan vulnerables, es por eso que el apoyo emocional de la pareja es vital durante este tiempo.

La sexóloga y terapeuta de parejas, Nuria Vanegas, con más de 20 años de experiencia, asegura que la comunicación es fundamental durante todo el embarazo. “La mujer no debe sentir pena, miedo o vergüenza de lo que siente. Abordar estos temas puede ayudar a encontrar soluciones creativas y mantener una relación saludable”, dice la especialista.

Pero, ¿cuándo se debe evitar tener intimidad? “Si la mujer tiene antecedentes de parto prematuro o presenta signos de amenaza de parto prematuro, es mejor evitar porque se podrían presentar contracciones”, recomienda José Mera, ginecólogo.

Dolor durante la intimidad: Si son inusuales o persistentes, hay que ir al especialista.

Sangrado vaginal: Si se presenta en cualquier momento; antes, durante o después de tener relaciones sexuales.

Contracciones prematuras: Si se presentan escenarios dolorosos antes del parto.

Pérdida de líquido amniótico: Si se sospecha que se ha roto la fuente, se debe buscar atención médica de inmediato.

¿Qué posiciones sexuales son más cómodas durante el embarazo?

De lado (cucharita). Esta posición reduce la presión sobre el abdomen y permite una penetración superficial.

Mujer encima: Permite a la mujer controlar la profundidad y el ritmo de la penetración.

Posición de perrito modificada. Con la mujer apoyada en manos y rodillas, esta posición evita la presión sobre el abdomen. (Dra. Nuria Vanegas)

¿Cómo afectan las infecciones de transmisión sexual?

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un problema de salud significativo que puede tener serias repercusiones en esta etapa de gestación. Las infecciones no solo afectan a la madre, sino que también pueden tener consecuencias graves para el desarrollo y la salud del bebé.

Sensibilidad en los senos: Aumentan su tamaño por los cambios hormonales.

Aumenta el flujo sanguíneo: Esto puede hacer que algunas mujeres sientan una mayor excitación y placer durante el sexo.

Cambios en la lubricación: Las alteraciones hormonales pueden afectar la lubricación vaginal. Mientras que algunas mujeres pueden experimentar un aumento de la lubricación, otras pueden necesitar usar lubricantes para sentirse más cómodas durante el sexo.

Contracciones: Es común que ciertas embarazadas sientan contracciones uterinas leves después del orgasmo. Son normales y no suelen representar ningún riesgo para el embarazo.

La intimidad sexual ayuda a mantener y fortalecer la conexión emocional con la pareja durante esta etapa de muchos cambios.

Libera endorfinas, las hormonas del bienestar, que ayudan a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.

El acto sexual no está relacionado como el ejercicio regular, pero contribuye a tener la flexibilidad y la salud cardiovascular.

Estimula el sistema inmunológico. Hay estudios que indican que las personas sexualmente activas tienen niveles más altos de ciertos anticuerpos, lo que puede ayudar a proteger contra infecciones y enfermedades.

La mujer embarazada puede reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que contribuye a una mejor calidad del sueño.

El deseo sexual. Puede variar significativamente. Durante el primer trimestre, la fatiga y las náuseas pueden reducir el interés en el sexo. En el segundo muchas mujeres reportan un aumento del deseo y en el tercer, la incomodidad física y la ansiedad por el parto pueden disminuir el interés.

La autoestima. El cuerpo crece, es por eso que algunas mujeres se sienten inseguras por su apariencia.

Ansiedad y estrés. Las preocupaciones por la salud del bebé, el parto y la futura vida familiar pueden generarle ansiedad. La intimidad es una forma efectiva para aliviar las tensiones.

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