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Reflexología podal: Más que un masaje en los pies
Esta terapia es una buena opción no solo contra el dolor, sino además para aliviar el estrés
S e dice que fueron los chinos quienes desarrollaron la reflexología como terapia contra el dolor, alrededor del año 4000 a.C., pero esa teoría podría ser desechada, ya que el primer registro histórico acerca del uso de este tratamiento data del año 2330 a.C., en Egipto.
Actualmente, esta técnica milenaria se la sigue utilizando como un método relajante que ayuda a aliviar el estrés. Sin embargo, para la naturópata y terapeuta alternativa, Magaly Olmus, certificada ante el MSP y ACESSC, con 8 años de experiencia como docente de Reflexología podal y capacitada en Colombia, México, Perú, Chile, “esta terapia es una forma de masaje, que permite a través de una serie de estimulaciones y presiones efectuadas en zonas reflejas, detectar, diagnosticar el estado de salud y ejercer una acción de prevención e intervención en posibles trastornos”.
La teoría detrás de la reflexología podal es que las áreas del pie corresponden a órganos y sistemas del cuerpo. Se cree que la presión aplicada en el pie genera relajación y curación en el área a tratar.
Para ello los reflexólogos usan tablas de pies que sirven de guía a medida que aplican presión en áreas específicas. También se la suele combinar con otras terapias prácticas ya sea de parte de quiroprácticos, fisioterapeutas, entre otros.
Influencias
La terapia tiene influencia sobre todos los sistemas y órganos del cuerpo humano desde tres puntos de vista distintos:
Físico: mediante un desbloqueo, estimulando y mejorando la circulación.
Mental: el contacto físico tiene un efecto terapéutico en el cuerpo.
Emocional: disminuye el dolor y produce relajación corporal.
Contraindicaciones
- Mujeres en período menstrual (evitar el masaje en los primeros días menstrual, especial si tiene flujo muy abundante).
- Evitar durante los tres primeros meses de embarazo y en gestantes que presentan claramente riesgos.
- Después de haber ingerido comida abundante.
- Inflamación en los pies o tobillos, si existen várices en la zona dorsal del pie.
- Afecciones cardiovasculares en fase aguda.
- Fiebre alta si no se conoce la causa.
Duración y frecuencia
Según Olmus, de modo general el tratamiento debe hacerse en 10 sesiones, cada una de 45 minutos.
"Si el paciente es nervioso, o presenta reacción excesiva después de la primera sesión, o si se trata de niños o de personas ancianas, se deberá abreviar el tiempo a aproximadamente 15 minutos", explica la experta.
En un ciclo de 10 sesiones, de 45 minutos cada una, lo aconsejable es realizar 2 sesiones a la semana, durante los primeros quince días, y después 1 sesión semanal. Si la sesión tiene una duración se 15 minutos, se realizará el tratamiento en días alternos, un día sí y un día no.
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