Cuando Walt Disney ideó crear, en la década del 60, el Mundo Mágico, lo hizo convencido de que esa extensa área ubicada en Orlando, Florida, sea para los visitantes una experiencia inolvidable. Un sitio donde reine la felicidad.

Aunque Disney no tuvo tiempo de ver su obra convertida en realidad, (murió cinco años antes de su inauguración en 1971) dejó todo planificado, inclusive la forma de exterminar a la molestosa plaga de mosquitos. Es por esa razón que en el enorme parque, que dobla en tamaño a la isla de Manhattan, en Nueva York, esos insectos no existen.

Para desterrar a los mosquitos para siempre del Mundo mágico, Disney contrató a un experto, el mayor general William Potter, quien usó métodos nada difíciles para evitar el ingreso de la plaga, tal como lo hizo en el área del canal de Panamá.

Una de sus estrategias fue evitar a toda costa que los mosquitos pusieran huevos. Porque cuanto menos huevos, menos zancudos adultos sedientos de sangre volarán más tarde.

Estos insectos por lo general ponen sus huevos en agua estancada. Es por eso razón que en Disney todo permanece limpio y seco. Sus cascadas y arroyos son fluidos, así como sus fuentes que siempre están en constante movimiento.

El parque cuenta además con un excelente sistema de drenaje que impide la aparición de charcos. Los edificios y estatuas están diseñados de tal manera que el agua se deslice inmediatamente y no forme pozos.

Pese a los trucos, los mosquitos suelen colarse en el parque. Pero su ingreso les dura muy poco, ya que la plaga es neutralizada con un aerosol especial desarrollado a base de ajo. Los zancudos odian ese olor y se alejan rápidamente del sitio. La cantidad de ajo utilizada en el aerosol es tan pequeña que los visitantes no notarán el olor.