“Yo la cuido y la mantengo. Es como, perdone la palabra, mi novia espiritual”. Estas fueron las palabras de un hombre identificado como Julio César, luego de ser descubierto -en la última semana de febrero de 2023- con una momia en una mochila de ‘delivery’, en la ciudad turística de Puno, en Perú, según han informado medios de comunicación locales.

En estos se detalla que el individuo se encontraba en un mirador de la localidad, junto a unos amigos, con quienes consumía bebidas alcohólicas. Obviamente, sin dejar de lado a su ‘pelada’.

Tras el hallazgo, los policías de la zona pidieron de urgencia la colaboración de especialistas de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC), para determinar si se trataba de un robo de restos arqueológicos que de acuerdo a las informaciones oficiales pertenecerían a la época prehispánica.

Al lugar también llegaron parientes y abogados del sospechoso, quienes demostraron que la momia ha estado en poder de la familia por más de 30 años, en su vivienda ubicada en el distrito de Patambuco, provincia de Sandia, en el sur del país.

El dueño -o ‘novio’- dijo a las autoridades que tuvo que quedarse con ella luego de intentar donarla al Museo de Puno y fallar en el intento. Sin embargo, la historia habría sido diferente, porque en realidad su familia habría pedido a cambio una fuerte suma de dinero, la cual no fue precisada.

Ahora, los restos quedaron en el ‘limbo’, porque la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno mencionó que no podía incautarla. “Si la momia se daña va a ser responsabilidad de quien la transporte, incluso del Ministerio Público o de la Policía, pero no voy a contradecir a la fiscal”, dijo uno de los representantes de DDC. Por ese motivo dejaron el caso en manos de la Fiscalía, entidad que abrió una investigación formal.