Arriba, abajo o en los laterales del tronco del miembro viril, es posible incrustar perlas (esferas de silicona) en un proceso llamado ‘pearling’. El modificador corporal quiteño Andrés Guerrón, de @samael_painshop, no solo realiza este procedimiento, sino que también posee 16 de estas esferas en su propia ‘herramienta’.

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“No siempre se colocan perlas; hay personas que optan por corazones, conejos, cabras y una variedad de formas. Incluso, algunos se someten a implantes denominados ‘biomecánicos’, que proporcionan una apariencia robótica”, explica Guerrón.

Aclara que el propósito de este procedimiento es dotar al pene de una textura similar a la de los dildos. “De alguna manera, su función es asemejarse a un juguete sexual humano”.

Quien posea este accesorio no experimentará placer adicional, ya que la estimulación masculina se centra en el glande y no en el tronco. En cambio, el beneficio se deriva a su pareja, puesto que las perlas estimulan el punto G en cada penetración, según Guerrón.

¿Cuánto cuesta? Cien dólares por cada perla. “La gente tiende a pensar que es algo similar a un piercing y que resulta económico. Hay muchos interesados en realizarse este procedimiento, pero al escuchar el precio, desisten. De cada diez personas que lo consideran, solo una termina haciéndolo”, comenta el especialista.

En promedio, solo 15 personas al año se atreven a realizarse un ‘pearling’.

Pero eso sí, aquí se aplica el refrán ‘la belleza cuesta’. Guerrón menciona que el aspecto más desafiante de este proceso es la recuperación, ya que implica evitar el ‘cuerpeo’ durante un mes, aproximadamente.

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“En lo personal, esa parte es complicada. Estar un mes en abstinencia es difícil de lograr”, confiesa, justo cuando habían transcurrido tres semanas desde su último ‘pearling’ durante la entrevista con EXTRA.

Durante la cirugía, se utiliza un anestésico local para realizar una microincisión en la piel que recubre el tronco, lo que hace que el procedimiento sea poco invasivo y prácticamente indoloro, según Guerrón.

A través de esta microincisión, se dilata la piel para introducir el implante y se aplican uno o dos puntos de sutura. Sin embargo, lo más crucial es la fase de recuperación.

Para asegurar una buena adaptación del implante, es necesario utilizar una bolsa cicatricial durante un período de tres a cuatro semanas. Durante este tiempo, cualquier actividad sexual prematura podría provocar complicaciones, como abscesos.

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