Se aproxima la época navideña y la crisis de los apagones sigue bien ‘cara e’pescado’. El alivio de reducir algunas horas de cortes de energía, gracias a la leve mejoría en la generación hidroeléctrica y a la venta de 420 megavatios de Colombia, no resulta suficiente para la vida diaria de los ecuatorianos, y mucho menos en un mes donde es costumbre iluminar las casas, tanto por dentro como por fuera, como parte del espíritu navideño.

Sin embargo, este panorama ha generado un debate que divide a nuestra sociedad, ya que muchos ciudadanos se sienten sensibles ante la falta de empatía respecto al desperdicio de energía. Ya comienzan a escucharse voces en contra de la colocación de los tradicionales ‘foquitos navideños’ en los hogares y dependencias públicas. Por otro lado, quienes defienden esta tradición aseguran que tienen el derecho de mostrar su espíritu navideño sin causar molestias, ya que cuentan con sus propios generadores.

Este dilema social es un recordatorio más para el actual Gobierno y para los aspirantes a Carondelet de que el pueblo no puede cargar con las consecuencias de una mala gestión. Es el liderazgo gubernamental el que debe asumir la responsabilidad de crear las condiciones necesarias para que todos puedan vivir con dignidad. ¡Es el derecho de los ecuatorianos!

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