Exclusivo
Buena Vida

Los turistas disfrutan por los senderos y en las comunidades les exponen sus vivencias, gastronomía y forma de vida.Yadira Illescas

Orellana: De paseo y aventura en la selva

A casi cinco horas de El Coca se puede disfrutar y explorar parte de una de las zonas consideradas como pulmones del mundo

Desde El Coca, aproximadamente a cinco horas de recorrido sobre el río Napo, en bote rápido, queda un oasis donde se puede disfrutar de la amplia naturaleza, en el centro comunitario Sacha Ñampi.

El ‘gran Napo’ se muestra intimidante, pero a medida que se avanza, en el trayecto se aprecia la belleza exótica en esta zona de la provincia Francisco de Orellana.

Cuando la travesía culmina, un letrero y un puerto construido con madera reciclada revelan que es hora de desembarcar en Sacha Ñampi ecolodge.

Este proyecto, cuyo nombre en castellano es Sendero en el bosque, levantado en 2008, permite explorar parte de la zona considerada como uno de los pulmones más importantes del planeta.

Hace 13 años, un grupo de habitantes kiwchas de la comunidad de Alta Florencia quiso mostrar su cultura al mundo con el turismo comunitario y ecológico, y por ello levantó espacios para acoger a los turistas.

Con mingas construyeron primero un área para acampar y también trazaron senderos en las 5.333 hectáreas de bosque primario, para que los visitantes puedan conocer aquel entorno.

El administrador, Fernando Alvarado, explica que son 38 familias involucradas en este plan turístico.

Tras un recorrido por el río Napo se llega a una zona ecológica.Yadira Illescas

Hasta el 2019 sus principales visitantes eran europeos y estadounidenses interesados en recorrer la zona selvática; en el 2020 no recibieron turistas por la pandemia y, en este año, se han volcado a atraer a turistas nacionales para que conozcan la biodiversidad que rodea al ecolodge, ubicado en los límites del Parque Nacional Yasuní.

El tiempo de pandemia lo aprovecharon para construir y renovar las cabañas. Tienen cuatro con capacidad para 35 personas, e hicieron otros arreglos.

Así, quienes los visiten pueden recorrer los senderos por el área delimitada, con guías. Si lo hacen solos se pueden perder o encontrarse ya sea con los ‘espíritus malignos’ de la selva o algún animal salvaje.

Durante las horas de caminata, Alvarado y los guías se encargan de explicar sobre las especies y relatar leyendas e historias que han vivido.

Además de admirar la flora y la fauna, les muestran sus bailes tradicionales, comida típica y el chamanismo. 

Siembran sus productos

Henry Moya, del departamento de Turismo Municipal, manifestó que en las comunidades se está invirtiendo recursos que llegan de las ONG para impulsar el turismo, ya que se cuenta con la madre selva como principal aliada.

Los socios del emprendimiento comunitario se dividen las tareas: mientras unos se encargan de mejorar el aspecto del ecoladge, otros siembran productos que son aprovechados para la alimentación de los turistas.

Cosechan yuca, arroz, plátano y frutas que las producen de manera orgánica. También tienen un jardín botánico en el cual muestran a los turistas las diversas plantas que utilizan para ciertas dolencias. YIE