Estamos en el tiempo en que por la fe se hace privación voluntaria de algo, incluso de alimentos. Y en este aspecto, muchos procuran hacer ciertos cambios en sus hábitos a la hora de comer.

Si bien las restricciones promulgadas por la Iglesia tienden a una preparación espiritual, en Cuaresma muchos adaptan ayunos y evitan la carne.

La nutricionista Tatiana Landetta expone que privarse de servirse alimentos por cierto lapso beneficia al organismo.

“Durante el ayuno se favorece el ambiente hormonal para que nuestro cuerpo pueda oxidar la grasa”, precisa la especialista. También “se activan las sirtuinas, que son unas proteínas que retrasan el envejecimiento y hacen a las células más eficientes en la producción de energía”, acota.

OTROS BENEFICIOS

1.- FORMACIÓN DE GLÓBULOS BLANCOS

Con el ayuno se produce un pequeño estrés en el cuerpo, lo que impulsa la nueva formación de glóbulos blancos, que son los encargados de luchar contra las infecciones.

2.- SINCRONIZA EL BIORRITMO

Si tras despertar en ayunas nos exponemos al sol , liberamos hormonas y neurotransmisores como adrenalina, noradrenalina, dopamina y cortisol, que nos van a proporcionar la energía que necesitamos durante el día.

3.- PERDEMOS GRASAS

Cuando ayunamos, el metabolismo consume las propias reservas, siendo la principal fuente de energía la grasa almacenada, lo que ayuda a desaparecer la ‘guatita’.

4.- LIMPIEZA INTESTINAL

Se activa el proceso del complejo migratorio motor (CMM), mediante el cual se limpia el tubo digestivo de los restos de alimentos. Se renueva el tejido y mucosa intestinal.

NO A LA COMIDA CHATARRA

Según Landetta, hay varios tipos de ayunos. Uno de ellos es el 12/12, el más corto y fácil de realizar. Consiste en dejar pasar 12 horas después de la última comida. Por ejemplo, cena a las 19:00 y desayuna a las 07:00 del siguiente día.

Pero la profesional en nutrición recomienda que tras romper el ayuno, debemos llevar a nuestro estómago comidas saludables. “Muchas personas creen que el ayunar les permite comer comida chatarra y eso no es correcto. Lo ideal es romper la abstinencia con proteína y vegetales llenos de nutrientes”, sostiene Landetta.

DEJAR LAS CARNES

Otra de las variaciones alimentarias más usuales en este período, con base en las costumbres religiosas, es no consumir carnes rojas los días miércoles y viernes.

Algunas personas, como Leonor Ronquillo, si bien restringen la carne para sus menús, aumentan el consumo de pescados y mariscos.

Pero como la carne es una fuente de proteína, al suprimirla se aconseja consumir frijoles, lentejas y quinua, para obtenerla. Con una taza de algunos de estos productos se recibiría la medida que el organismo requiera.

BEBER AGUA

En tiempo cuaresmal ciertas personas suelen decir que están “a pan y agua”, pero sí se aconseja beber el elemental líquido que su cuerpo pida, al menos unos seis vasos, para mantenerse hidratado y evitarse problemas con su salud.

El agua ayuda al sistema inmunológico, regulariza la eliminación de residuos a través de la orina y contribuye a la oxigenación del cerebro, según expertos. (IC)