Para algunos, la popular muñeca Anabelle causa terror, pero para otros, no es cosa extraña, ya que tienen la suya. El Palacio de Cortés o Museo Cuauhnáhuac, en Cuernavaca, México, alberga una de las cosas más tétricas: una muñeca utilizada para brujería. 

Este particular objeto se encuentra en una vitrina casi escondida en la sala de El Mayorazgo, y ha perdido la ropa que la vestía, misma que yace hecha pedazos a su alrededor.

¿Cómo la hallaron? 

Todo se remonta a los trabajos de excavación y exploración del Palacio de Cortés realizados en los años 70, por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Entre los trabajos, llamó la atención la aparición, en escondrijos en las paredes, de algunos elementos vinculados con prácticas mágicas. Tal vez el más interesante de estos objetos sea una pequeña muñeca de madera, de no más de 10 centímetros, que fue evidentemente usada en algún trabajo de brujería, quedando oculta, en la chimenea de la cocina colonial, hasta que los arqueólogos dieron con ella.

La muñeca tenía la cabeza atravesada por un alfiler. Junto a ella también fue localizado un mechón de cabello humano que el paso del tiempo no ha pulverizado, publicó el diario de Morelos, reproduciendo un texto del Suplemento Cultural Tlacuache, realizado en 2013.

La responsable de colocarla en ese lugar podría haber sido doña Juana Ramírez de Arellano y Zúñiga, hija del conde de Aguilar y esposa de Hernán Cortés. Ella habitó en esta casa a partir de 1531.

Mientras vivió ahí mandó a modificar, de acuerdo con datos del INAH, la capilla del padre Melgarejo para convertirla en un comedor y cocina con chimenea, probablemente fue también ella quien colocó el mechón y la muñeca en la pared, ambos artículos relacionados con la hechicería.

La muñeca, hecha de madera, estaba incrustada en la pared de una chimenea junto con un mechón de cabello.