Exclusivo
Buena Vida

Recientes estudios revelaron que los chicles, más allá de ser un placer efímero, pueden ser una amenaza ambiental.iStock

Microplásticos en el chicle: un riesgo para la salud y el planeta

Investigaciones recientes muestran que el chicle puede ser una fuente inesperada de microplásticos perjudiciales para el organismo

En los últimos días, un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha puesto en alerta sobre los riesgos que puede representar masticar chicle para la salud humana. Según los investigadores, al masticar un solo chicle, una persona puede estar ingiriendo miles de microplásticos. Este hallazgo se debe a que el chicle, tanto en sus versiones naturales como sintéticas, libera entre 100 y 600 microplásticos por gramo. Por lo tanto, al consumir un chicle, se podrían llegar a ingerir hasta 3.000 partículas diminutas de plástico.

Los microplásticos: una amenaza invisible

Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico que tienen un tamaño inferior a 5 milímetros y que, al ingresar en el organismo, pueden afectar la salud humana. Los plásticos más comunes que se encuentran en los chicles son poliolefinas, tereftalatos y poliestirenos, materiales usados en la base gomosa del chicle. Aunque los chicles naturales se producen a partir de bases vegetales, también liberan estos microplásticos al ser masticados, lo que genera preocupación.

En los últimos años los microplásticos han estado presentes en el aire, el agua y los alimentos, representando un riesgo creciente para la salud humana.CANVA

Efectos en el Medio Ambiente

Luis Francisco Sánchez, asesor regional de salud, ambiente y cambio climático de la OPS, indicó que, si bien el impacto de los microplásticos en la salud humana aún no está completamente comprendido, existe preocupación por posibles efectos respiratorios, endocrinos y cardiovasculares. “Hay suficientes evidencias que confirman una alta presencia de microplásticos en la cadena alimenticia, así como en el agua dulce y el agua potable”, agregó.

(Lea también: Alerta en Europa: resurgimiento de la fiebre aftosa desata emergencia sanitaria)

La necesidad de redefinir el consumo de chicle

Jones, fundador y CEO de la organización benéfica de conservación marina Just One Ocean mencionó que “Inhalamos, ingerimos y bebemos algo así como 250.000 partículas de plástico al año sin que nos lo propongamos… Pero al menos ahora tenemos datos sólidos y es un buen punto de partida para seguir investigando”.  Aunque el chicle es un hábito popular en todo el mundo, la creciente evidencia de sus efectos sobre la salud y el medio ambiente debería motivar a la sociedad a repensar este consumo.

Masticar chicle, además de ser una costumbre común, podría tener implicaciones más serias de lo que pensábamos, tanto para nuestra salud como para el planeta. Es necesario que las investigaciones continúen para entender mejor los efectos de los microplásticos y buscar soluciones más amigables con el medio ambiente, que permitan reducir estos riesgos y fomentar una mayor conciencia sobre el impacto de nuestras acciones cotidianas.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!