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Los interesados arribaron desde temprano a la zona del Malecón 2000 donde hicieron cola para adquirir los boletos y abordar las cabinas.Juan Faustos

Cientos de usuarios participaron en las primeras vueltas de La Perla

Los interesados arribaron desde temprano a la zona del Malecón 2000 donde hicieron cola para adquirir los boletos y abordar las cabinas.

“Hermoso”, “excelente”, “bonito”, “wonderful”, fueron los calificativos más usuales entre los primeros usuarios que disfrutaron de las dos primeras vueltas en la noria La Perla, que la mañana de este 26 de octubre inició su atención al público de Guayaquil. Sin importar la edad ni la distancia, los interesados arribaron desde temprano a la zona del Malecón 2000, frente al Cinema, donde hicieron cola para adquirir los boletos y abordar las cabinas en las que darían una vuelta para mirar la ciudad a una altura de 57 metros.

Una de las primeras en subir fue María Elena Tigreros, de 71 años, quien desde las 07:30 ya estuvo esperando su turno. Ella dijo ser “novelera”. Cuando instalaban la estructura se propuso ser una de las primeras en disfrutar de este nuevo icono turístico de la urbe, primero en el país y también en Sudamérica.

Alrededor de las 10:00, los dependientes de la empresa administradora de la noria permitieron el paso a los pasajeros en los diferentes torniquetes, según la clasificación (tercera edad y discapacitados, express y general). María Elena Tigreros estuvo muy pendiente de ser la primera en poner un pie en la rueda y con teléfono en mano pedía que le tomen fotos. Varios de los usuarios que le seguían en la cola también se hacían fotos y grababan videos que publicaban en sus redes sociales.

A paso lento, Jaime Álvarez, de 60 años, accedió a una de las cabinas y disfrutó de lo que llamó un “paseo bonito”. Iba despacio y sin miedo, explicó el adulto. El hombre llegó desde el sur, de la ciudadela Guangala, para admirar la ciudad. “Volvería a subirme”, afirmó.

Los Pisco, hinchas barcelonistas, también hicieron cola para disfrutar los 10 minutos que dura la vuelta. Carolina y su niño José Matías abordó una de las cabinas y estando arriba sintió “un poquito de nervios”, pero respiró profundo . Erick Pisco, en cambio, captó el bello paisaje que muestra la ciudad. Ellos estuvieron contentos porque el más chiquito de la familia tuvo su primera experiencia a 57 metros de altura.

No solo turistas locales esperaron para abordar La Perla. También estuvo Mario Ávila, quien desde Loja arribó a la urbe porteña para hacer turismo. Jorge Proaño y Melba Salazar hicieron un largo viaje desde Francisco de Orellana, en el Oriente, hasta el puerto guayaquileño, para celebrar los 14 años que llevan juntos. La pareja llegó a la urbe el 25 de octubre en la noche y este miércoles, a las 09:00, escogieron el malecón para recorrer y su primera parada fue en La Perla. “Es muy bonito, desde arriba se pueden ver los edificios, los puentes, los manglares”, dijo Proaño.