Este martes 17 de septiembre de 2024 falleció Mateíto, el hijo de la exreina de Guayaquil, Karime Borja, que llevaba tres años luchando por su vida tras un trágico accidente en el que por poco muere ahogado. En octubre de 2023, la modelo habló con EXTRA y contó su drama y su lucha por su amado hijo. Tras el reciente suceso, retomamos dicha entrevista en la que detalló los duros momentos que estaba atravesando.

Karime Borja es modelo desde los 2 años, por eso su facilidad para sonreír y posar en las producciones fotográficas. Sin embargo, cuando se apaga la cámara vuelve a su realidad. El brillo de su mirada se opaca por la tristeza. Está pendiente del celular y revisa con frecuencia las cámaras de la habitación de su hijo, Mateíto, de 2 años, 8 meses. No sale sola y en esta sesión la acompaña su mamá, Faddua Ansaldo, quien revela detalles de la ‘nueva’ Karime. Lo primero que dijo es que “la gente no sabe la realidad de mi hija. 

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Opinan sin saber. Solo una persona que es carente de amor es la que se cree con el derecho de juzgar y de escribir cosas sin sentido. La criticaron por irse a la playa con el novio. Estar aquí en estas fotos es una pequeña distracción que estamos aprovechando”, le dice a EXTRA. “A Karime no se la deja sola. Se le olvidan las cosas por estar pendiente de su hijo”, agrega.

El 21 de noviembre del 2021 su hijo se ahogó al caer en una piscina y pasó 15 minutos sin signos vitales. Los médicos lo reanimaron y permaneció ocho meses en UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). Desde aquel día una parte de la chica alegre murió. Pero su nobleza sigue intacta. No guarda rencor y asegura ser experta en emergencias pediátricas.

¿Cómo son tus días desde hace un mes en que tu bebé está en casa?

A las 06:00 estoy en la cocina haciendo la colada para él, su primera comida es a las 07:00. Mis días son más agitados desde que estamos en casa porque en el hospital tenía ciertas limitaciones. Ahora me encargo del cuidado, las terapias y de la alimentación.

¿Qué te emociona?

Las reacciones de mi hijo, cuando abre sus ojos a la estimulación de la terapia... Salté de alegría cuando hubo un sonido muy fuerte y él se asustó.

¿Recibes alguna terapia psicológica?

Gracias a Dios estoy rodeada de gente que me apoya. Esto es muy fuerte, a veces no entiendo por qué no tengo las 500 pastillas en mi velador. Tengo todo para que me encierren a recibir terapia, no descanso, pero al mismo tiempo me doy la respuesta, son las fuerzas que Mateíto me da para estar bien y cuidarlo. Soy la única persona en el mundo que lo conoce tanto. En su estado de mínima conciencia sé cuando tiene gripe. En el hospital me gané la fama de ‘brava’ porque peleaba con los médicos. En una ocasión mi hijo estaba convulsionando, se lo dije al doctor y me respondió que ‘por su condición esos movimientos son normales’. Y me opuse, le dije que era una convulsión y otro médico confirmó mi palabra.

¿Y en algún momento te has equivocado en tu veredicto?

Sí y me da rabia. Pero mientras Dios me dé fuerzas lo voy a cuidar.

¿Te has sentido juzgada?

Mmm... A veces. Los comentarios malos vienen de personas que no tienen corazón. Me encantaría realmente poder subir a mis redes sociales todo lo que hago, pero no puedo. No quiero que la gente hable porque salí un domingo al cine.

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¿Te preocupa lo que dice la gente?

No es frustración. Esto es mi pesadilla, me duele y nadie se imagina cuánto. En una situación así hay un doble discurso, ¿qué pasaría si me hubiese suicidado? Ya me imagino esos textos en mi perfil de Instagram, ‘dejó a su hijo’ con hashtag de ‘pobrecita’ o ‘pobre madre’. Hay días en que no duermo, tengo que aspirar cada tres horas a mi hijo por la traqueotomía.

¿Has pensado estudiar pediatría?

(Sonríe) Ya me deben dar el título. Me han pasado algunos escenarios, me equivocaré, pero he podido salvarle la vida a mi hijo.

¿Qué le dices a Mateíto cuando lo tienes en tus brazos?

Le hablo todo el día, le recuerdo que lo amo, sin él no tengo un propósito y le prometí una vida maravillosa.

Me contaron que no te dejan salir sola...

Aishhh... Mi mami. Vivo en las nubes todo el tiempo por pensar en mi hijo. Me enoja estar ida. Mi sonrisa es fingida. Me cuesta despegarme de él y si no estoy reviso las cámaras para ver como está o si está haciendo sus terapias. Las cosas se me olvidan y he llegado a confundir las palabras.

¿Qué extrañas?

Escuchar su risa, sus ocurrencias, que me diga ‘mamá te apeta (apesta) el pie’.

Si pudieras retroceder el tiempo, ¿qué harías?

No permitiría que mi hijo se vaya de mis brazos.

¿De qué te arrepientes?

De nada, soy excelente como mamá. Solo mi familia sabe cómo me saco el aire.

En el mundo hay muchas Karimes, muchas Doritas Carreño (mamá de Miguel Cedeño), mujeres que tienen dolor por sus hijos, ¿qué les dirías?

Nada. No existen palabras de consuelo. Este dolor solo lo conoce Dios y no sabría qué decir. Me molesta cuando me quieren consolar, a pesar de que lo tomo de la mejor manera. No me gusta que me digan ‘lo siento’, porque es imposible que sientan lo mismo que yo. ‘Todo va a pasar, ya lo veremos’. ‘No pierdas la fe’, esa relación con Dios solo yo la conozco.