Exclusivo
Historias de ultratumba
La venganza de la Sayona
Los celos y la desconfianza pueden llevar a sacar lo peor de un ser humano. La Sayona vengará a todo aquel infiel que se cruce en su camino.
Cuenta la historia que hace mucho tiempo, en un pueblo de la región de Los Llanos en Venezuela, vivía una mujer llamada Casilda. La joven Casilda era muy hermosa, pero su vida estuvo marcada por los celos y la desconfianza.
Casilda creció y contrajo matrimonio con un hombre muy bueno, que era incapaz de herir a nadie, un hombre muy respetado en el pueblo por su bondad y buen corazón. Siempre se desvivía para atenderla y tratarla como una reina. A pesar de sus celos la amaba profundamente. Después de un tiempo de matrimonio la pareja tuvo un bello hijo, aunque no todo era felicidad, ya que la dulce joven tenía un gran defecto: celaba demasiado a su esposo.
En el pueblo también vivía un hombre mujeriego y mentiroso que pretendía a Casilda, a pesar de estar casada, la espiaba todos los días mientras nadaba desnuda en el río, hasta que un día ella descubrió que la miraba con morbosidad y lascivia escondido en los matorrales.
Llena de cólera, la muchacha se dirigió al hombre y le dijo: “¿Qué haces aquí espiándome? Aunque de ti me lo podía esperar”, a lo que el morboso hombre le contestó con una fatal mentira “No estoy espiando, vine a advertirte que tu hombre te está cambiando por otra. Tu marido te está traicionando con tu propia madre”.
Casilda, enloquecida por los celos, corrió rumbo a su casa y encontró a su inocente esposo dentro de ella. Enceguecida por los celos y la ira Casilda prendió fuego a la casa y se sentó impasiblemente a contemplar como las llamas comenzaban a arrasar con todo lo que había dentro, pero cuentan en el pueblo que lo más terrorífico eran los gritos aterradores de su esposo suplicando ayuda y el llanto desconsolado de su hijo de tan solo nueve meses, que se encontraban en su interior.
Cuando los vecinos del pueblo concurrieron en su auxilio ya era demasiado tarde. Casilda ya no se encontraba en el lugar y la casa era un montón de cenizas y humo que se esparció por todos los llanos.
La bella joven, enloquecida y cegada por los celos, se dirigió a la casa de su madre para recriminarle su infidelidad con su esposo. Su madre no podía entender lo que su hija le reclamaba. La ira fue en aumento y su madre escapó de la casa, pero Casilda, totalmente fuera de sí, dio alcance a su madre y la mató en su propio patio asestándole tres machetazos certeros en el vientre.
La inocente dama con sus últimas fuerzas la maldijo diciéndole “Yo no hice nada y jamás te mentí, pero tú cometiste el peor de los pecados y yo te condeno: Sayona serás para siempre, y en nombre de Dios, que así sea”.
Cuenta la leyenda que Casilda, una vez que comprendió el horror que había hecho, corrió desesperada por los prados y se arrojó por un acantilado. Nace así la leyenda de La Sayona que buscará vengar a todos los infieles.
No son pocos los habitantes del pueblo y cazadores que afirman que la Sayona se muestra ante aquellos que cometen infidelidades, como una forma de castigarlos y mostrarles el mal que están haciendo.
Según cuenta la leyenda, La Sayona se aparece como una hermosa joven, con una cabellera negra, vestido blanco y figura esbelta que enamora a cualquier hombre, pero que a poco de tomar confianza este espíritu muestra su verdadera forma: sus dientes se vuelven unos afilados colmillos, su cabello se despeina, sus uñas se transforman en garras, por su boca sale fuego y sus ojos se convierten en dos bolas grandes llenas de sangre.
Los hombres que la han visto terminan enloqueciendo o muertos por el pavor que les proporciona este espíritu aterrador.
Este espectro suele aparecerse en los llanos venezolanos, lugares con mucha oscuridad, ríos y arbustos donde puede esconderse con facilidad. Pero La Sayona tiene un solo fin: castigar a los infieles y a aquellos hombres que cometen adulterio.