A lo mejor te has topado con esta escena: vas por la calle y miras a una madre molesta, que literal, arrastra a su ‘bendición’ por el piso. Él llora sin parar y hace una reverenda pataleta. Esta escena es común y tiene que ver con el desarrollo socioemocional del pequeño, por lo cual es un signo positivo, que muestra un adecuado crecimiento.

El llanto, pataletas, gritos, lanzar juguetes o cualquier otro elemento dentro de su campo visual, e incluso agredir a ros (cuidadores, hermanos, mascotas, etcétera) o a sí mismos son parte de las manifestaciones de niños de 2 a 3 años de edad, quienes están en proceso de descubrir su mundo social y natural.

Por eso se presentan los berrinches, el menor no sabe manejar correctamente sus emociones, es propio de la edad. A esto agrégale el limitado lenguaje que tiene para expresar lo que está sintiendo, manifiesta Cristina Llaguno, máster en Neuropsicología y Educación.

Debes recordar que las rabietas son pasajeras, a los 4 años ya no tienden a realizarlo: hay un mayor dominio del lenguaje y pueden manifestar su enojo o insatisfacción con gestos o comportamientos.

La insatisfacción o ansiedad de querer algo o no poder obtenerlo en el tiempo que lo requieren puede causar este tipo de comportamientos; él no se cohíbe en hacerlo, pero no es consciente de lo que le rodea.

A los 2 o 3 años de edad no comprende los procesos de espacio, tiempo o emociones complejas como la vergüenza, dice la experta. Actúa sin importarle dónde él se encuentra o con quien está.

Si no los corrige... ¿qué pasa?

- Se tornan posesivos con los objetos. Les cuesta compartir con las personas, se vuelven egoístas.

- Consiguen todo a punta del llanto y no son para nada pacientes, es decir quieren que sus necesidades sean atendidas de unaaa...

- Muestran dificultad para expresar sus emociones.

¿Qué se puede hacer? 

Pasados los 4 años

Emplea el humor para desviar su atención del berrinche, así se liberan las tensiones tanto en él como en ti. 

Sé su ejemplo. Estudia la forma en que te expresas hacia tu hijo en momentos de conflictos. El vástago es reflejo del padre y adulto. 

Respeta las decisiones del pequeño, pero que estas no interfieran con las tuyas.