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Cuerpeo
Así son los ñengosos en la cama: Aguadito ese flow
Trabajadoras sexuales dicen que ellos son pura boca a la hora del 'cuerpeo'. Ahora los 'pelados' son más lanzados, pero controlan poco su excitación.
Cuando un ‘pelado’ busca a Silvana para que le ofrezca sus servicios sexuales, sabe que probablemente sea ‘avión’ en la cama. En la actualidad, los jóvenes son más lanzados, pero algunos se van al extremo y terminan siendo pura ‘lámpara’.
Hace 17 años, cuando ella recién se iniciaba en este oficio, los jovencitos eran distintos. Iban nerviosos a la habitación y no sabían cómo empezar el ‘cuerpeo’.
La sexoservidora cree que podría ser porque en esa época había menos acceso al internet, que ahora es una fuente de información, incluyendo la sexualidad en las consultas.
“Sin embargo, hay unos que hablan más que lo que hacen. Me dicen que voy a terminar con las piernas temblando, pero a la hora de la verdad todo queda en palabras”, cuenta risueña Silvana, de 40 años, quien antes laboró en un prostíbulo del norte de Guayaquil.
Pero los campeones en ser ‘pura boca’ y poca acción son los ñengosos (integrantes de una tribu urbana, fanáticos del reguetón), dice. Los temas musicales con letras explícitas sobre el sexo no los ponen en práctica, asegura.
Ellos saben a qué van y no hay que explicarles nada, pero, asimismo, a unos les gusta presumir que tienen harta ‘cancha’ y no es así.
“Una vez estuve con un chico, como de unos 20, y más me demoré en asearme luego del acto que en estar con él. Pero en otra ocasión vino con un primo todo calladito, que luego entró conmigo y tuve que pedirle que ya... porque se estaba tardando”, recuerda.
¡SHHH!, GUÁRDAME EL SECRETO
En su ‘camello’, Silvana ve de todo. Como cuando le tocó estar con un ‘peladito’ que llegó al prostíbulo con su ‘gallada’ de panas.
Ellos reunieron el billete para pagarle el ‘cuerpeo’. El joven les agradeció y en frente de ellos nalgueó a Silvana antes de ir a la habitación.
“Cuando estábamos adentro se sentó en la cama y no sabía qué hacer. Luego me dijo que no le gustaban las mujeres”, narra.
Él le pidió que se quedaran unos minutos ahí para ‘amagar’ como que sí hubo sexo. Pero también le suplicó que no le cuente la verdad a sus amigos.
Silvana aprovechó la situación. “Está bien, pero tienes que reconocerme algo para hacerte quedar bien”, le dijo.
Después de que acordaron cuánto dinero él debía darle, el muchacho sacó ‘tajada’ de ese pago, pidiéndole otra cosa a cambio: que lo estimulara con su dedo por la ‘cuevita’. A ella no le agradó, pero se colocó un preservativo y listo.
“Al tratarse de sexo, no hay un manual. Siempre hay algo de lo cual sorprenderse”, refiere.
QUIEREN PROBAR DE TODO
Laura, otra trabajadora sexual, indica que algunos de los veinteañeros que se ocupan con ella quieren intentar hacer diversas posiciones durante el sexo. “Quieren experimentar, aprovechar su juventud, pero a veces no les alcanza el tiempo. Ya sea porque se les van los minutos que se les da o porque ya eyaculan”, describe.
Otros no se quedan con la pica y pagan otro ‘punto’ para gozar más tiempo. Pero, generalmente, los usuarios más ‘rayados’ son los que pasan de 40, comenta. Piden cosas menos comunes, como que les dejen lamer los pies.