A una diseñadora holandesa se le ocurrió la idea de poner semillas de flores entre el papel de arroz para crear una cubierta facial biodegradable que se pueda plantar en su jardín.

¿La razón? Actualmente estamos usando una gran cantidad de mascarillas desechables de un solo uso que pueden terminar contaminando el medio ambiente cuando las tiramos. Se descomponen en microplásticos que pueden contaminar nuestros alimentos y cuerpos. Las mascarillas faciales desechadas sin cuidado también son un riesgo creciente para la vida silvestre.

La diseñadora Marianne de Groot-Pons dice que estaba harta de ver numerosos barbijos desechables ensuciando el ambiente cada vez que salía a caminar. Entonces, en enero, comenzó a trabajar en un concepto para una mascarilla desechable que ayude a que la biodiversidad prospere.

"La idea es hacer florecer el mundo", explica. "Esta es tu oportunidad de hacer felices a las abejas y devolver algo a la naturaleza", acota.

Las vende con el nombre de 'Marie Bee Bloom' y se ha sorprendido por la demanda de sus productos. En solo 5 semanas, tuvo que mudarse de la mesa de la cocina, donde ella misma ensambló las mascarillas, y emplear a otras 30 personas para seguir el ritmo del trabajo.

"Tenemos que averiguar, ¿cómo es posible hacer florecer el mundo? Porque es un poco difícil enviar semillas a lugares como Estados Unidos, África o Asia. Pero espero que a tiempo podamos encontrar la manera", ruega la emprendedora.