Durante un viaje a Buenos Aires, Carolina Urquizo se encontró frente a un dilema: ir a un concierto de Manu Chao o inscribirse en un curso de extensión de pestañas. Aunque el dinero que llevaba era para disfrutar de uno de sus artistas favoritos, lo dejó de lado y se inclinó por lo que hoy es un negocio fructífero.

Aunque el curso de dos horas no fue lo que esperaba, le sirvió como experiencia y para adquirir los materiales y venderlos a través de su cuenta de Instagram.

Nina, como le llaman, confiesa que no veía el maquillaje como algo serio, sino como lo que le serviría para verse bien. Aprendió a maquillarse con Priscilla Rendón y mientras lo hacía, también estudiaba la carrera de Hotelería y Turismo.

Laboró como recepcionista en un hotel, pero dejó el puesto cuando se dio cuenta de que los turnos rotativos la estaban enfermando. En resumen, no era su vocación, tampoco el trabajo que quería. Se independizó y buscó un ingreso extra.

Abrió una cuenta en Instagram, invirtió 50 dólares y empezó a vender maquillaje. Así inició todo. En el 2014, Guayaquil estaba con la tendencia del maquillaje en todo su apogeo. Le fue tan bien, que decidió recorrer otras provincias, pero no tuvo éxito.

“La verdad me fue mal, no vendí nada. Pero me di cuenta de que no sabían cómo usar el maquillaje. En Guayaquil, en cambio, la gente sí lo hacía porque había cursos, pero aquello no ocurría en otros lugares del país. Entonces me dediqué a dar cursos de maquillaje con los productos que estaba vendiendo y así obtuve doble ganancia”, relata Carolina, quien luego tuvo una socia, pero después cada quien tomó su camino.

Durante un año recorrió 24 ciudades de todo el país dando cursos y vendiendo maquillaje. Les escribía a las dueñas de peluquerías, les ofrecía un porcentaje para que le prestaran el espacio, mientras que por Facebook e Instagram se llenaban los cupos.

Fue un trabajo duro, de hormiga, que valió la pena. Tras hacer una investigación de mercado, se dio cuenta de que el nicho de todo lo relacionado con cejas y pestañas no estaba explotado. Había maquilladoras que le dedicaban poco tiempo o que lo veían como algo adicional, pero no como una especialidad. Carolina aprovechó ese detalle y se dedicó exclusivamente a embellecer el rostro de las mujeres con nuevas técnicas.

Alquiló un departamento, donde habilitó un cuarto para maquillaje y otro especializado en cejas y pestañas. “Me gustaba maquillar, pero no soy artista, no sé la parte artesanal, soy más empresarial. Puse un local en un departamento que según mis necesidades. Ahí también vivía yo”, recuerda.

Dos años después, en el 2016, logró expandirse. Actualmente tiene un local e islas con servicios exprés para depilación y sombreado temporal de cejas, lifting de cejas y pestañas para levantarlas y depilación facial.

Empezó a trabajar con influencers y tuvo mucha acogida. Sacó al mercado un producto de rutina diaria que sirve para alargar cejas y pestañas y se vende en locales y farmacias.

¿Hasta dónde piensa llegar?

La verdad es que en los últimos tiempos he estado reforzando y trabajando mi marca para consolidarla y expandirla a través de franquicias a nivel nacional. Es algo que me piden muchísimo, pero aún estamos trabajando en procesos y detalles.

Gustos femeninos

¿Por qué hay mujeres que se tatúan las cejas?

El tatuaje es un método antiguo, ya no se usa, ni se hace. Ahora son técnicas semipermanentes, más naturales, como dibujar vellitos en las cejas con efecto maquillaje. No van a cambiar de color, ni volverse azul, verde o gris. Y si las quiere mantener, se puede hacer un retoque cada año o año y medio, porque se va desvaneciendo con el tiempo. Lo ‘in’ es la micropigmentación. Se dibujan los pelitos, de forma que se vea más natural. Otra técnica es el efecto maquillaje. Te ves maquillada en todo momento.

¿Qué debe hacer una persona que no tiene cejas? 

En ese caso recomiendo el microblading, sobre todo si es una persona mayor, porque es más natural, se le hace la forma de las cejas, todo es previo diseño, acorde al rostro y sus facciones. El trabajo es personalizado: el color, el pigmento, el diseño. Por lo general, a las señores mayores les gusta llevar las cejas finitas. Era la moda. Ahora está el mantenerlas definidas, pero sin tocar el grosor.

¿Cómo debemos cuidarlas?

En nuestra vida diaria, así como nos ponemos cremas y bloqueador, hay que cuidarlas dentro de nuestra rutina con un sérum, un estimulador de cejas y pestañas acuoso y transparente, tanto al levantarse como al dormir. Eso las mantendrá largas, fuertes y abundantes a través del tiempo. Las cejas y pestañas son protectores naturales que se afectan mucho. Se caen cuando uno está estresado, con depresión, enfermo o mantiene una mala alimentación.

Jefa comprometida

“Me gusta mucho el ambiente laboral, del cual siempre estoy pendiente. Si mis colaboradoras están bien, atenderán bien al cliente, quien a su vez sentirá la buena energía del lugar y la atención. Las he enviado al exterior a tomar cursos. Hemos viajado a Colombia, Panamá, Chile y Argentina”.