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Análisis a piezas revelan que hace 4.000 años comían picantes en la Amazonía
En el museo de Puyo tienen vestigios que desvelan la dieta de los antiguos pobladores. Los últimos hallazgos son de la cultura Río Chico
Con mucha delicadeza, Edwin Aguirre, director del museo de Puyo, en Pastaza, cuida de cada pieza arqueológica que revela parte de la identidad de la provincia.
Los últimos restos que fueron encontrados muestran los orígenes de la historia de los primeros pobladores de estas tierras -antes de la conquista- y lo que consumían.
Fueron seis cerámicas y seis instrumentos líticos hallados en septiembre de 2018, pero recientemente estudiados.
Aguirre, también director del Departamento de Cultura Municipal, comenta que los vestigios corresponden a la cultura más antigua que habitaba en la Cuenca del Pastaza.
“Le dimos el nombre cultura Río Chico porque la encontramos cerca de la zona que atraviesa el río del mismo nombre”, enfatiza.
“No dimos a conocer el hallazgo mientras no se terminaran todas las fases de análisis de laboratorio para evitar la intrusión de huaqueros que pueden robar las piezas y venderlas en el mercado negro.
Fue un trabajo conjunto entre el Museo Municipal de Pastaza y la Universidad Estatal Amazónica”, dice Aguirre.
CONSUMÍAN AJÍ
Ferrán Cabrero, arqueólogo de la universidad de la Amazonía, menciona que de acuerdo a los análisis “lograron descubrir la dieta y los intercambios comerciales que realizaban” en la antigüedad.
Cabrero sostuvo que los restos encontrados son de la cultura más antigua. En el complejo arqueológico Té de Zulay exponen una que data de hace unos 1.200 años; pero la recientemente estudiada los transporta hace 4 mil años.
Esta cultura de Río Chico tenía entre sus productos principales el ají, maíz y zarzaparrilla.
Según Cabrero, los análisis arrojan que “en esta cuenca de Pastaza habitaban muchas personas y se cree que eran los únicos en la región que tenían entre sus cultivos el ají y la zarzaparrilla, que la utilizaban como medicina natural”.
Entre los datos descubiertos se puede ver que ellos “tenían una dieta equilibrada, sabían cómo manejar el medio.
Se estima que sean varias culturas y que realizaban intercambios de largas distancias porque encontramos vasijas de culturas que pertenecen a la Sierra, como una olla antropomorfa de la cultura Puruhá, lo que evidencia intercambios desde períodos tempranos”, agrega el arqueólogo.
Además, según describe el experto, aquellos habitantes gustaban de hilar, porque en el hallazgo de las vasijas también encontraron torteros, una pieza usada para envolver elementos similares a hilos. (YIE)