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El cuerpo de Freddy Anchundia Loor fue hallado a las 17:45 del miércoles. Falleció 15 minutos después. Tenía un surco en el cuello.Archivo y cortesía: Fuente de la Policía Nacional

Los verdugos y la razones detrás de la muerte de alías Anchundía, presunto líder de los R7

El fallecimiento del cabecilla criminal podría desatar una guerra tanto dentro como fuera de la cárcel. Su cuerpo fue llevado a su natal Pedernales

La muerte de Freddy Marcelo Anchundia Loor, presunto cabecilla de la banda criminal R7, podría desatar una guerra tanto dentro como fuera de las cárceles, afirma Kléber Carrión, experto en seguridad y fundador de la Unidad Antiextorsión y Secuestro (Unase) de la Policía.

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El especialista explica que la pugna por el control de la organización que lideraba o el acaparar el territorio, que era su bastión para el cometimiento de delitos como narcotráfico, extorsión y secuestros, podría ser el detonante para una nueva masacre.

“No es la primera que muere un líder criminal y sucede que la violencia que era dentro de muros y barrotes pasa a las calles. Entre bandas no existen pactos, ellos no guardan ningún tipo de código. Se conocía de una alianza entre R7 y Los Tiguerones para el envío de droga por Esmeraldas, pero detrás de su muerte podría estar cualquier banda, incluso alguien de su propia organización que busca el control”, analiza Carrión.

Anchundia, de 38 años, era oriundo del cantón Pedernales, provincia de Manabí. Murió la tarde de este miércoles 8 de noviembre dentro de su celda en el área de Máxima Especial del Centro de Privación de Libertad N.º 8, ubicado en el kilómetro 17 de la vía Guayaquil-Daule.

57 días tenía recluido Freddy Anchundía en la Regional de Guayaquil.

Allí guardaba prisión desde el pasado 12 de septiembre, luego del ataque con dron que destruyó parte del techo de La Roca, cárcel donde estuvo recluido Adolfo Macías Villamar, alias Fito, presunto líder de Los Choneros.

El cuerpo del manabita fue hallado por sus compañeros reclusos, quienes tras quitarle la sábana blanca que rodeaba su cuello lo trasladaron hasta el subcentro de salud de esta prisión guayaquileña, donde se corroboró su deceso.

Los R7 estaban fraccionados porque había otros intereses, eso es normal. Siempre otros quieren captar espacios de poder”.
Kleber Carrión,

experto en seguridad

La inacción del Estado, asegura Carrión, hace que los problemas se vuelvan más alarmantes y provoca que quienes tengan el poder en los centros de rehabilitación social sean los reclusos, quienes, cuestiona, tienen hasta las llaves de los pabellones y celdas.

“El Estado es un testigo ciego o que se hace ciego y permite que ocurra este tipo de cosas, que no solo se quedan en el interior de las cárceles, sino que pasan a las calles, donde se podrían incrementar las muertes violentas”.

La organización criminal que fue liderada por Anchundia tiene preponderancia y una presencia muy activa en las provincias de Los Ríos y Santo Domingo de los Tsáchilas. Sus principales enemigos son Los Lobos. Su actividad económica delictiva se basa en el narcotráfico, extorsiones y secuestros.

Una fuente policial reveló a este Diario que Los Choneros es la organización criminal que estaría detrás del crimen de Anchundia, ya que ellos son los ‘dueños’ de la cárcel donde él guardaba prisión.

“Puede ser que alguien de su misma banda lo haya traicionado, al parecer ya no lo querían de jefe. Seguramente se pusieron de acuerdo para sacarlo del camino, había perdido bastante poder dentro de su organización”, analiza el investigador. (AEB)

  • Pisó cuatro cárceles en siete años

Anchundia Loor fue detenido en 2016 en Pedernales, durante una celebración por el Día de la Madre. Fue llevado al Centro de Privación de Libertad de Santo Domingo de los Tsáchilas.

Tras su sentencia por asesinato fue trasladado a la cárcel de Turi, en Azuay. En 2022, Freddy Anchundia fue calificado como uno de los mentalizadores de la masacre que dejó 21 fallecidos en dicha prisión azuaya, por lo que fue llevado a la cárcel de máxima seguridad La Roca, donde permaneció poco menos de un mes. Por decisión de un juez fue nuevamente a la prisión de Santo Domingo, donde se registró otra masacre que dejó 44 reclusos fallecidos.

En agosto de 2023 fue enviado a La Roca. Allí permaneció hasta el 12 de septiembre, fecha en la que fue enviado a la Regional tras el atentado con dron que afectó el techo de ese centro de privación de libertad.

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