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Venezolana violada por cuatro hombres quiere volver a su país: ¡Prefiere hambre al miedo!
La afectada es doctora en criminología y llegó a Guayaquil hace dos años. Está aterrada y tiene temor a que sus agresores cumplan la amenaza que le hicieron, matarla. Cámaras de seguridad sí estuvieron operativas.
El miedo y la angustia que siente la venezolana que vivió dos horas de horror la noche del sábado, al ser violada salvajemente por cuatro sujetos, alimentan su deseo de regresar a su país.
Tras la tragedia, la joven, de 27 años, reveló a una allegada que prefiere pasar hambre que vivir en zozobra y con el temor de que quienes la ultrajaron cumplan la amenaza que le hicieron aquel día, matarla.
La extranjera, quien hace casi dos años emigró a Ecuador en busca de trabajo para darle un mejor porvenir a su hijito, entre lágrimas reveló a una allegada el temor que la embarga y que le es imposible sobreponerse a la pesadilla que padeció dentro del vehículo en que se movilizaba hasta su domicilio.
“Ella aún está en estado de shock, no deja de llorar, peor cuando tocamos el tema de la violación, pasa encerrada en una habitación y no quiere conversar con nadie. Lo que le ocurrió le ha dejado secuelas que serán difíciles de borrar tanto para ella como para su hijo, que aunque no comprende lo que ocurre, ve a su madre sumida en la tristeza y con moretones en su cuerpo y rostro”, manifestó la amiga de la víctima.
La señora reveló que el mayor deseo de la joven es regresar a su tierra natal, a pesar de la crisis económica que se vive en su país.
“Esta tragedia ha marcado a esta chica, quien ahora ya no quiere vivir en esta ciudad, llora apenas escucha una moto o un carro. Me dijo ‘prefiero pasar hambre que vivir en zozobra y con miedo a que me maten, aquí está peor que Venezuela’. Estamos mal, las autoridades deberían tomar medidas urgentes, porque la delincuencia está hundiendo al país”, lamentó.
Contó cómo comenzó la desgracia que aún mantiene en estado de shock a la extranjera, quien es doctora en criminología y madre de un niño de 6 años.
“Salió del trabajo pasadas las 21:00 y se subió a un carro rojo que entró al parqueadero del centro comercial. El conductor usaba lentes, se veía un hombre tranquilo y por eso lo abordó”, manifestó.
De acuerdo con la versión de la afectada, el chofer fue cómplice para que, en el trayecto, se subieran dos tipos más.
“Uno se sentó en el asiento del copiloto y otro junto a ella, eran seguidos por una cuarta persona que iba en una moto. Estos desalmados le taparon los ojos con su propia mascarilla. Ella solo pudo ver al chofer, a los otros tres no. Los cuatro hombres la violaron y le dijeron que aún faltaban siete tipos más y que si ella los denunciaba la iban a matar”, sostuvo.
Contó que la agresión sexual ocurrió dentro del vehículo y que los violadores no detuvieron la marcha del automotor para cometer la maldad en contra de la extranjera. “Solo paraban en sitios oscuros. Ella no pudo ver a qué lugar la llevaban porque le tenían tapados los ojos, finalmente la dejaron botada en la avenida Narcisa de Jesús. Estos hombres la golpearon y le robaron el sueldo”, manifestó.
Recibe ayuda psicológica
Tras la publicación de la tragedia, personal de la Alcaldía de Guayaquil la contactó y ofreció ayuda psicológica, además colabora con la investigación que ayude a dar con el paradero de los responsables, contó la allegada de la víctima.
Manifestó su inconformidad con los policías que tomaron procedimiento aquel día. “Ellos me indicaron que las cámaras de vigilancia de la Corporación para la Seguridad Ciudadana del Municipio no funcionan. Sin embargo, la tarde de miércoles la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, publicó en su cuenta de Twitter que las cámaras estaban activas y en funcionamiento”, sostuvo.
La mujer también solicitó al centro comercial que facilite los vídeos de las cámaras de seguridad para que este hecho no quede en la impunidad. “Este no es el primero caso que ocurre en el sector y esta chica tuvo la valentía de denunciar”, expresó.
Veedores ciudadanos
Educación y empleo vs. delincuencia
La violación a una mujer luego de tomar un taxi pirata en los exteriores de un centro comercial hizo que el tema de las cámaras de seguridad y sus contenidos sean parte importante de las evidencias en los cometimientos del delito.
Pero... ¿cuántas hay en el Puerto Principal? Según información enviada por la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG), existen 1.342 cámaras de la institución, las cuales cubrirían el 70 por ciento de la urbe.
Asimismo, la corporación afirma en el comunicado que ha entregado 3.362 videos, de los cuales más de 1.800 han sido para la Fiscalía; es decir, han servido para sustentar procesos judiciales.
Mal inversión de fondos
Para Galecio Mora, representante del colectivo Tejido Social de Guayaquil, invertir más de $ 23 millones en esta clase de equipos tecnológicos es descabellado, pues considera que estos se deterioran y no sirven para disuadir la delincuencia.
Su propuesta es que esos fondos, más lo de la publicidad que emplean las autoridades, se los destinen al microemprendimiento, al trabajo.
“Que se ocupen en algo; que se dé empleo, que a los niños se los eduque con materias como ética y cívica. Que se les inculque el temor a Dios y respeto a la vida. Así podemos evitar que los chicos sean presas fáciles del crimen organizado y caer en la tentación de la corrupción”, expresa Mora, quien sostiene que estos aparatos solo funcionan para registrar la actividad ciudadana, pero no para controlar la delincuencia.
“El hecho que hayan cogido a dos o tres mangajos robándose unos espejos retrovisores no justifica para nada lo que está pasando con el crimen organizado”.
De igual manera responsabiliza al gobierno seccional y nacional e insta a los ciudadanos a ser veedores y no abandonar la cultura del reclamo a las autoridades.
Nicolás Jiménez, presidente de la Federación de Barrios Organizados de Guayaquil, expresa que todo es impuesto en esta ciudad y que eso genera indignación, pues este dinero recaudado no se ve reflejado en la inversión por seguridad.
“Las cámaras al rato de la hora no funcionan, no graban. ¿Qué están haciendo con nuestro dinero? Pagamos y nadie dice nada. A los gobiernos les falta sintonizar con la ciudadanía”, concluye Jiménez.