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El pesebre lo hicieron los vecinos de San José de Tucuso.RENE FRAGA

'Vecis' y estudiantes se reunieron para elaborar un pesebre de adobe y otro de espuma flex

En Machachi, la tradición de hacer pesebres entre comuneros la mantienen las personas de San José de Tucuso. En Quito, estudiantes realizaron un nacimiento en el tumbado de un templo. 

Un pueblo en miniatura se desprendió de la imaginación de los moradores de San José de Tucuso, un barrio que se ‘desborda’ hacia el sur de la ciudad de Machachi, en el cantón Mejía.

Pero un sentimiento en común hizo que la creatividad de la gente se uniera: la fe en Dios. Esa suerte de diorama asentado en un extremo de dos canchas de tierra de ecuavóley representa al Belén de la época en la que Jesús nació.

“La idea era compartir entre todos y salir de lo común en estas fiestas navideñas”, explica Miguel Ángel Naranjo, el gestor de esta iniciativa que vio la luz luego de tres años de pandemia.

La tradición inició en la familia de este hombre cuando sus abuelos incitaban a él y a sus hermanos a que hicieran un pesebre en la casa. Pero, con el paso de los años, esta forma de celebrar la llegada del hijo de Dios fue cambiando.

“Los vecinos, poco a poco, empezaron a unirse a nosotros para dar vida a esta forma de demostrar nuestra devoción al Divino Niño”, cuenta Naranjo cerca de la entrada al pueblo que parece de juguete.

Elaboración

El llamado a los panas de Naranjo se dio en las tardes mientras se jugaba ecuavóley en la cancha de su propiedad. En las conversaciones, este residente, delgado y con una infinita creatividad, les comentaba lo que deseaba hacer para el pesebre.

Como si se tratara de un arquitecto, el gestor delineaba el plano que se dibujaba en su cabeza. “Ahí se nos ocurrió que el pesebre mostrara cómo fueron las casas de Tucuso en sus inicios”.

Manos a la obra. Fue entonces que Naranjo convocó a más vecinos para darles las instrucciones de cómo debía quedar el Belén en un lapso de 15 días.

La figura del Divino Niño es colocada en un sitio especial del pesebre.RENE FRAGA

Lo primero que tenían que hacer eran las casas de adobe. Para ello, cada uno de los moradores, que se citaban luego de trabajar en el campo o la ciudad, sacaban los molones de tierra del mismo terreno donde están las canchas de ecuavóley.

“La tierra debe quedar finita para que se puedan hacer los bloques”, detalla Javier Roldán, uno de los habitantes que metió mano para hacer el pesebre con un pico y una pala.

Con el material listo, Naranjo y otros amigos lo pisaban como si se tratara de uvas para hacer vino. Luego se colocaba en unos moldes para ladrillos, de unos 15 centímetros de largo por unos 8 de ancho, y se dejaba secar.

Uno a uno se pusieron los ladrillos hasta formar las seis casas. Las vecinas, en cambio, adecuaron el techo con pajonal de la zona para darle un aspecto de choza.

Una niña mira los peces que están en una ‘laguna’ en miniatura.RENE FRAGA

La novedad

Los niños llevaban sus juguetes y los colocaban afuera de cada chocita y los adultos les hicieron un corral para mayor realismo. “Es algo muy bonito de ver y le alegra a una que es muy creyente de Nuestro Señor”, precisa Margarita Criollo, de 79 años, quien ha visitado el lugar durante los 15 días de elaboración del pesebre.

Pero algo le hacía falta a esa miniciudad que representa a Tucuso para darle más relevancia a los caminos de tierra, los juguetes que simulan personas y animales, a la fuente que acoge pescaditos dorados y el huerto.

La gente construyó, con tierra, un volcán Cotopaxi. El humo eruptivo lo simulan con candela o incienso, que lo prenden cada vez que van a rezar la novena.

Y así se encomiendan al Todopoderoso. En medio de las pequeñas chozas que no miden más que unos 39 centímetros de alto, los caminos que conducen hasta el centro de ese pueblito salido de la imaginación de la gente está flanqueado por rocas pintadas con yeso blanco. 

Parte del atractivo que distingue a este belén es la réplica del volcán Cotopaxi.RENE FRAGA

Un ‘nacimiento volador’ fue creado con espuma flex

En la parroquia Inmaculada Concepción, en el sur de la capital, niños y jóvenes se reunieron para elaborar un pesebre ‘en el aire’.

La idea particular surgió luego de que pensaran en el concepto con el que querían graficar al nacimiento. El sacerdote Charles Serrano, párroco de este lugar, contó que esta ocasión quisieron explicar la Kénosis de Cristo.

Este término griego, según el religioso, significa “el despojamiento que tuvo Dios al convertirse en uno de nosotros (humanos)." Por eso quisieron mostrar a un Niño Jesús que estuviese ‘en los cielos’, es decir, en el tumbado del templo.

Pero no sabían cómo hacerlo. Eliana, una de las jóvenes que ayudó en la elaboración, recordó que en un inicio pretendieron agarrar las figuras del pesebre del año pasado y colgarlas del techo. En esa ocasión realizaron un pesebre con papel periódico.

El pesebre será exhibido hasta el domingo de carnaval, en 2023.Karina Defas

Sin embargo, algo les impedía. La estructura con la que estaban armados los personajes del nacimiento eran de hierro y por eso fue imposible y peligroso colgarlas desde el tumbado.

A Eliana y a otros chicos se les ocurrió elaborar las figuras con espuma flex y fue todo un éxito. Empezaron con el burrito y les quedó bien. Utilizaron pinceles, acuarelas, engrudo, cartones y su imaginación para su construcción.

Las representaciones de José y la Virgen María miden casi tres metros de altura, el Niño Jesús 1,60 metros y el resto mide dos.

Para Eliana fue una experiencia gratificante realizar el pesebre porque, según ella, todos los que participaron fueron jóvenes voluntarios que se daban un tiempito entre sus clases en el colegio o la universidad para ir al templo y crear las figuras.

Serrano señaló que el pesebre podrá ser visitado por la comunidad de martes a viernes de 15:30 a 19:30, sábados de 09:00 a 12:00 y de 15:00 a 19:30, y domingo de 07:00 a 12:00. El nacimiento será exhibido hasta el domingo de carnaval, en 2023. 

Alumnos de colegio y universitarios ayudaron en la elaboración.Cortesía