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La temperatura en el sector de Los Valles oscila entre los 10 y los 29 grados centígrados.Angelo Chamba

El Valle de Los Chillos, nuevo epicentro migratorio

En cinco años, el índice poblacional creció en un 15 %. Quienes llegan vienen desde el sur, centro y norte de Quito, en busca de mejores condiciones.

A medida que los años pasan, la densidad poblacional de Quito se incrementa y la urbe se expande aceleradamente. Desde hace media década el Valle de Los Chillos se ha convertido en el nuevo sitio de desfogue de aquellos que por años vivieron en el centro, sur o norte de la capital.

Según la Administración Zonal Los Chillos, hasta el 12 de noviembre de este año se contabilizaron 247.094 pobladores, entre las seis parroquias rurales que la conforman. Es decir, con relación al 2017 hubo un aumento del 15 %.

Édison Bonifaz, analista de investigación, forma parte de estas estadísticas. Hasta hace tres meses vivía en el sector de Rumipamba, norte de Quito, cerca del colegio San Gabriel. Tenía todo a la mano: entidades financieras, educativas, comerciales, gastronómicas e incluso su lugar de trabajo estaba a 30 minutos de su departamento. Pero todo cambió tras contraer matrimonio. Con su pareja decidieron mudarse hacia la parroquia Conocoto. Según el joven, accedió porque tenía cuatro elementos que lo atraían: amplitud, comodidad, clima agradable y tranquilidad.

"Nací en estas tierras y desde entonces la he visto crecer muy rápido. La gente construyó casas, levantó conjuntos habitacionales y cada vez más llegan nuevas caras al sector”.Manuel Caiza
Residente y agricultor

“Mi pareja trabaja en Amaguaña, entonces está más fácil para que ella llegue. En mi caso, sí me demoro una hora hasta Pomasqui. El tráfico que se genera en la mañana y tarde es imposible, peor después de que están arreglando las calles. Pero todo vale la pena por la estabilidad laboral y familiar”.

Manuel Caiza tiene 81 años y dice ser uno de los primeros habitantes de estas llanuras rurales. Cuenta que después de la pandemia notó que la construcción de conjuntos habitacionales y la venta de terrenos tuvo un gran incremento.

Llegaron nuevos vecinos y el comercio se amplió mucho más en las calles principales. “Parece que Quito ya se nos quiere unir. Estamos más próximos con tanta construcción que se ve. Estamos creciendo muy rápido”, comenta.

Mientras este sector continúa poblándose, en otros lugares de la urbe capitalina, como en las avenidas América, 10 de Agosto, en el sector La Mariscal y Centro Histórico, los edificios y las casas uni y multifamiliares lucen abandonados.

En 1580, los predios eran haciendas de religiosos. En 1809 fue la sede de reuniones conspirativas contra la corona española.

l tráfico es uno de los puntos negativos para los residentes; los trancones son en la mañana y tarde.Angelo Chamba

Diego Ordóñez, arquitecto y urbanista, sostiene que esto se debe a que la gente “ha huido de los problemas de la ciudad”, como la inseguridad y la movilidad deficiente, además del querer cumplir el anhelo de vivir en un mejor lugar.

Según él, estas son las motivaciones que detonan la migración local y debido a eso la ciudad empieza a quedarse vacía.

“Al huir la gente a sitios donde el Cabildo no ha dotado de todos los servicios básicos, se está generando más gasto. Muchos piensan que en el valle se podrá hacer realidad un anhelo, pero lo que hoy es una solución, más adelante será un problema porque también se sobrepoblará y se repetirá lo que sucede en la zona urbana”.

Ordóñez analiza que a la hora de buscar un sitio donde vivir es importante optar por aquellos lugares de mayor concurrencia, más céntricos y con accesibilidad a servicios básicos, financieros y comerciales. Esto, con la finalidad de aprovechar al máximo el tiempo, que resulta importante en el diario vivir y que muchas veces tiene en contra el tráfico que se genera en la ciudad.

“Cuando se busca un lugar no se debe hacerlo por modas o por anhelos que podrían empeorar nuestra realidad y complicarnos más. La mayoría de veces se opta por zonas que no son compatibles con el modo de vida que llevamos. El Valle de Los Chillos es una zona satélite de Quito, tiene muchas cosas a la mano, pero la mayoría trabaja en la urbe y eso ocasiona congestionamiento en las vías y otros factores”, agrega el experto.

Sobre las acciones municipales recomienda regular el uso del suelo, “recuperar las zonas que están muertas” y limitar las construcciones hacia los lados y frentes de la ciudad.

"Se huye de la ciudad por los problemas que presenta, pero se debe priorizar el sistema de transporte público como una alternativa para evitar el abandono de espacios importantes”.Diego Ordóñez
Arquitecto urbanista