Una trabajadora sexual que presta sus servicios en uno de los nigths club ubicados en el sur de Ambato, Paso Lateral, provincia de Tungurahua, vio con indignación cómo el hombre que la golpeó salió en libertad.

El sospechoso fue detenido en delito flagrante por haberle dado un golpe de puño en su blanco rostro, porque ella no accedió a pasar toda la noche con él. Solo había pactado por cuatro horas de sexo.

Un juez habría mencionado que por falta de pruebas no podía procesar al sospechoso. “Al parecer, quería que lleven mi ataúd. Dónde están los derechos de las mujeres. Necesitan dejarnos discapacitadas o muertas para que ahí se haga justicia. Me indignó escuchar a ese juez”, cuestionó la mujer a la que llamaremos Rocío.

La joven, de 24 años, costeña, contó que la noche del martes el sujeto acudió a la casa de citas donde labora y pactó en 50 dólares cuatro horas de placer, fuera del burdel.

Ella no puso objeciones. El hombre la llevó hasta un hotel en el cantón Píllaro, a 40 minutos de Ambato. Después de diez minutos de haber practicado el ‘delicioso’, el sujeto, de 64 años, le propuso que se quedara toda la noche.

Ella se negó, porque el acuerdo fue solo por cuatro horas. Mientras ella se colocaba su ropa, el sujeto aún desnudo la zarandeó y dio un puñetazo en el rostro, cerca del ojo. “Logré abrir la puerta y salir. Pedí ayuda a la encargada del hotel, pero me dijo que no podía meterse y fue cuando informé al ECU911. Al hombre lo detuvieron en el hotel, pero de nada sirvió porque en la audiencia lo dejaron en libertad... Me duele que pesen más las influencias que los mismos derechos de las mujeres”, agregó la joven.

Trabajar en la seguridad

Maritza Gamboa, presidenta del Colectivo por los Derechos de las Mujeres Ana de Peralta, expresó que es preocupante lo ocurrido con la joven, cuyo agresor está en libertad. Ella añadió que en la ciudad ya han asesinado a dos trabajadoras sexuales, en 2021, y no quieren que ocurran más muertes de mujeres.

Gamboa explicó que coordinarán un taller de seguridad para que quienes estén en las calles o en las casas de citas, cuando accedan ir con algún cliente a otro lugar, tengan un nexo o código a quien informar si están en algún ambiente de peligro.

La capitán Magally Altamirano, jefa de la Unidad de Violencia de Género de la Policía de la Subzona Tungurahua, dijo que es arduo tratar de frenar la violencia machista, pero siguen trabajando con campañas desde las escuelas para que niños se tengan respeto.

Esther, sexoservidora que labora en las calles cercanas al Parque 12 de Noviembre, aseguró que siempre han denunciado maltrato, pero nunca las escuchan. “Los derechos se deberían aplicar para todas las mujeres, sin distinción de trabajo ni rango social. Todas aún estamos en peligro por hombres agresivos”, mencionó.

Rocío se reintegró nuevamente a su trabajo. Cubre con maquillaje el morado en su rostro, pero aseguró que no se callará más agresiones. (YIE)