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La triste historia de los Perebyinis, una familia ucraniana muerta al intentar llegar a Kiev
Una madre y sus hijos murieron destrozados en un puente, el domingo 6 de marzo. Mientras Rusia incrementa sus operaciones militares en Ucrania, las bajas civiles son cada vez más frecuentes.
A lo largo de la historia de la humanidad ha habido guerras que han dejado no solo muerte y destrucción a su paso, sino también una estela de historias llenas de heroísmo, valor y, en la mayoría de los casos, de gran dolor.
Es el caso de una madre y sus dos hijos, que hace pocos días murieron junto a un puente, víctimas de la actual guerra en Ucrania, que fue invadida por Rusia a partir del 24 de febrero de 2022.
El trágico fin de Tetiana Perebyinis, de 43 años y sus hijos Mykyta (18) y Alysa (9), comenzó cuando, pocos días después del inicio de la invasión, un misil de artillería cayó en su edificio ubicado en las afueras de la capital ucraniana, lo que hizo que se mudaran al sótano. Fueron horas angustiosas y con la ausencia de su esposo y padre, quien estaba en el este de Ucrania atendiendo a su madre.
Llena de valor, la mujer decidió que había llegado el momento de huir con sus hijos. Pero no lo lograron. Los tres, junto con Anatoly Berezhnyi, de 26 años y voluntario de la iglesia que los estaba ayudando, murieron el domingo 6 de marzo cuando trataban de dirigirse hacia Kiev mientras corrían entre los escombros de concreto de un puente dañado en Irpin, la ciudad donde vivían.
Su equipaje, una maleta azul con ruedas, una maleta gris y algunas mochilas, estaba esparcido cerca de sus cuerpos, junto con un maletín verde para un perro pequeño que estaba ladrando.
Los Perebyinis estaban en el peor sitio, entre las muchas que intentaron cruzar ese puente el fin de semana pasado, pero sus muertes resonaron mucho más allá de su suburbio ucraniano. Una fotografía de la familia y de Berezhnyi, que yacían ensangrentados e inmóviles, tomada por la fotógrafa de The New York Times, Lynsey Addario, resume la matanza indiscriminada por parte del ejército invasor ruso que cada vez ataca más áreas civiles densamente pobladas.
El ahora viudo, Serhiy Perebyinis, y Polina Nedava, madrina y amiga de la familia, describieron la vida y las últimas horas de los fallecidos en una entrevista. El esposo de Tetiana, también de 43 años, dijo que se enteró de la muerte de sus familiares en Twitter, a través de las publicaciones de ucranianos.
Serhiy lloró durante la entrevista fue cuando recordó que, la noche anterior al incidente, le contó a su esposa que lamentaba no estar con ella en estos momentos y que ella le contestó: "No te preocupes, saldré de esto”.
Ambos se habían conocido en la secundaria, pero comenzaron a salir un par de años después, cuando volvieron a encontrarse en la pista de baile de un club nocturno ucraniano. Casados en 2001, vivían en una comunidad a las afueras de Kiev, en un departamento con sus dos hijos y sus perros, Benz y Cake. Ella era contadora y él es programador informático.
Serhiy y Tetiana Perebyinis compartían una casa de campo con unos amigos y ella era una talentosa jardinera y una gran esquiadora.
DEL SÓTANO HACIA LA MUERTE
Cuando madre e hijos se refugiaron en el sótano de su casa, días después de la invasión rusa, el adolescente Mykyta, comenzó a dormir durante el día y a quedarse despierto toda la noche, vigilando a su madre y a su hermana. Cuando había sonidos de armas, las despertaba y los tres se movían a un pasillo, lejos de las ventanas.
El sábado 5 de marzo, tras dos días en el diván, hicieron un primer intento de escapar. Pero mientras estaban empacando su auto, un tanque de guerra pasó por allí y decidieron esperar.
Al día siguiente, alrededor de las 7:00 a. m., se levantaron y se pusieron en marcha. Tetiana Perebyinis había discutido los detalles del plan con su esposo. Ella y sus dos hijos, su madre y su padre, que vivían cerca, se unirían a un grupo de la iglesia y tratarían de evacuar hacia Kiev. Luego intentarían trasladarse hacia algún lugar seguro.
Condujeron lo más lejos que pudieron en Irpin, pero Perebyinis se vio obligada a abandonar la minivan. Siguieron a pie hasta llegar a un puente sobre el río Irpin que está dañado.
Para escapar, tuvieron que cruzar unos cien metros de una calle ubicada a un lado del puente. Mientras las fuerzas rusas disparaban sobre el área, muchos trataron de buscar refugio detrás de una pared de ladrillos.
Berezhnyi, el voluntario de la iglesia, que había evacuado a su propia familia pero regresó para ayudar a otros, estaba con Perebyinis y sus hijos cuando comenzaron a correr hacia el otro lado.
Durante la noche, Perebyinis, el padre, había tratado de monitorear la ubicación de su esposa usando una aplicación de localización en sus teléfonos. Pero no mostraba nada: la familia estaba en un sótano, sin señal de celular.
Cerca del amanecer, dijo, le llegó una señal que mostraba que estaban en su casa. Pero no recibió ninguna notificación de que se estaban moviendo. La cobertura de telefonía celular se había vuelto demasiado irregular en la ciudad.
La siguiente notificación que Perebyinis, recibió en su teléfono llegó alrededor de las 10 de la mañana del domingo. Fue en el Hospital Clínico número 7 en Kiev. Algo había salido mal. Llamó a su mujer pero no le respondió. Luego llamó a los teléfonos de sus hijos: nada.
Una media hora después, vio una publicación en Twitter que decía que una familia había muerto en un ataque con morteros en la ruta de evacuación de Irpin. Poco tiempo después, apareció otra publicación con una imagen. Era su familia.