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Triste aniversario para dispensario de parroquia El Sagrario de la Arquidiócesis de Guayaquil
Los usuarios del centro están deprimidos por el inminente cierre. Con pancartas y globos, paciente respaldaron el trabajo de los médicos.
Lorena Gurumendi llegó con un pedazo de cartulina y marcador hasta el dispensario Monseñor Eliécer Fiallos, de la parroquia El Sagrario de la Arquidiócesis de Guayaquil, en 10 de Agosto, entre Chimborazo y Boyacá, centro porteño.
Su objetivo era hacer un cartel por el aniversario número 67 del centro de salud, “celebrado” el pasado 21 de enero.
Más que un letrero de felicitaciones, era uno de apoyo, pues el actual párroco de la catedral, Francisco Sojos, resolvió finalizar el servicio que doce profesionales de la salud brindan en el sitio. Dentro de los proyectos del clérigo no está continuar con el dispensario.
Ante su decisión, los médicos (con el apoyo de los pacientes) se fueron a instancias legales para poder revertir la resolución.
“Tenemos una acción de protección e hicimos una apelación, pues en primera instancia le dieron la razón al sacerdote, que es mejor cerrar. Una audiencia fue postergada, estamos a la espera del fallo”, indica la odontóloga Lorena Párraga.
“No es justo que nos desalojen. Yo los seguiré a donde los médicos vayan. ¿Quién nos va a cobrar 8 dólares y darnos una buena atención, con medicina gratuita?”, dice Antonia Bagua (71 años).
Habla en plural, pues se siente parte de esta comunidad. “Los considero como mi familia”, expresa la oriunda de Colta (Chimborazo), quien ha visto el mejoramiento de las instalaciones. “Era de caña y piso de madera, los médicos se encargaron de ponerlo bonito”.
Fe en los doctores
Aurea Álava contempla unos globos en forma del número 67, la misma edad de ella. A su vez, cuenta con nostalgia que su madre la llevaba de bebé a este centro de salud.
“Mi tía era amiga de Monseñor Eliécer Fiallos y ella le conversó a mi mamá del lugar. Nos hemos hecho atender de generación en generación; actualmente hasta mis nietos se hacen tratar acá”.
La usuaria Jaqueline Ortiz sostiene que desde diferentes puntos del país llegan los pacientes. “De Manabí, Los Ríos, hasta del Oriente, vienen porque les tienen fe a los doctores. Si ven que no tenemos todo el dinero, a veces hasta nos rebajan, son muy humanos”, manifiesta la mujer de 45 años.
“Este dispensario tiene las tres B: bueno, bonito y barato. Incluso uno va a orar a la iglesia por los exámenes”, precisa María Auxiliadora Ramos, quien menciona que varios adultos mayores han sido afectados en su salud por la noticia del cierre del centro.
usuaria
“Hay mucha gente de la tercera edad, esa población es vulnerable. Algunos se han deprimido; la salud mental es la base para la física”, expresa Ramos, quien acude al dispensario desde 1990.
“La posibilidad del cierre afecta. La tensión puede hacer que se nos suba la presión o el nivel del azúcar en los diabéticos”, precisa Álava, quien miraba la fotografía de monseñor Fiallos.
Así vivieron el aniversario, con un sabor agridulce, pues todavía no saben si se quedan o se van...