Alberta Mercedes Jalca Zavala todos los días salía de su domicilio ubicado en la cooperativa Proletarios Sin Tierra, caminaba dos cuadras y llegaba hasta una tienda esquinera donde compraba los alimentos con los que preparaba el almuerzo para sus familiares.

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La mañana de este lunes 29 de abril no fue la excepción. La manabita salió a las 11:45 de su casa y avanzó hasta el negocio situado en la cooperativa Molina de Frank. Ambos sectores están ubicados en el Guasmo de Guayaquil y son parte del distrito Sur, que hasta ayer ya registraba 96 muertes violentas en lo que va del año. Esta es una de las 12 jurisdicciones de la Zona 8, y la segunda con más crímenes.

Cinco minutos después, mientras compraba, llegó un sujeto en bicicleta con la intención de atentar en contra de la tienda de abarrotes, porque sus dueños se negaron a dejarse ‘vacunar’. Alberta, quien el 7 de agosto próximo cumplía 54 años, fue alcanzada por un proyectil. El balazo entró por la parte posterior de su cabeza y le causó la muerte de manera inmediata.

Amigos y vecinos del sector informaron a los familiares de la tragedia. “Cuando llegamos, ya estaba muerta. Ella era mujer trabajadora, vivía con su hija y su nieto de 9 meses, buscaba la manera de ganarse el sustento, lavando ropa y cocinando. No merecía una muerte así. Nos dicen que fue porque los dueños de la tienda no pagaron a quienes los extorsionan”, contó Fausto Jalca, hermano de la fallecida.

Los restos de la mujer, quien nació en el cantón Jipijapa, pero que se radicó en la urbe porteña hace más de tres décadas, fueron velados hasta la tarde de ayer en la vivienda de uno de sus familiares. Luego fueron llevados a un cementerio, en el norte de la ciudad, para ser sepultados.

El teniente Alexander Armendáriz, quien presta sus servicios en el distrito Sur, informó que los dueños del local son víctimas de extorsionadores, quienes les piden dinero. Antes de huir, el criminal dejó un panfleto y, de acuerdo con las primeras investigaciones, la mujer sería una víctima de un atentado en contra del local.

“Hace una semana ya habían dejado otro panfleto. Los dueños denunciaron en la Fiscalía. En este papel está firmado supuestamente por el Cartel de Jalisco Nueva Generación; les advierten a los propietarios que debían comunicarse a un número de teléfono escrito en el papel. Familiares indicaron que ella era evangélica y que no tenía problemas con nadie”, sostuvo. (AEB)

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