Narcisa tiene 44 años y casi la mitad de su vida ha residido en Durán. En este cantón conoció al padre de sus tres hijos y formó su hogar. Sin embargo, la violencia desatada en esta localidad del Guayas durante las últimas tres semanas, la empujan a dejar lo que construyó con esfuerzo y sacrificio: su casa y el negocio de comidas, que es el sustento de su familia.

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La mujer, quien es oriunda de la provincia de Cotopaxi, hace 15 días tomó la decisión de vender su vivienda de dos plantas, situada en la cooperativa Elsa Bucaram, y regresar a su tierra natal. Le aterra pensar que en cualquier momento alguno de sus hijos pueda ser víctima de la delincuencia y más ahora que se ha agudizado el nivel de violencia.

En Durán, del 1 de enero al 21 de julio de 2023, se han registrado 108 asesinatos, 51 de ellos durante las últimas tres semanas (ver infografía). El crimen del integrante de una de las bandas delictivas que operan en este cantón, el pasado 28 de junio, habría desatado la guerra entre dos organizaciones criminales: Chone Killers y Latin Kings, informaron fuentes policiales.

Desde entonces hay más violencia. La cotopaxense recuerda que mientras limpiaba el portal de su casa fue testigo de la crueldad con que dos sujetos en moto apuntaron con un arma de fuego a un vecino, le robaron el celular y la mochila. Esto le puso los ‘pelos de punta’ y hoy solo quiere escapar de esta ciudad que la acogió hace dos décadas.

“Esto se ha vuelto un infierno, no nos sentimos seguros ni dentro de casa. Casi todos los días hay asesinatos en este sector. Puede llegar el momento en que una bala atraviese la pared de mi casa y alcance a uno de mis hijos. Los mando a estudiar con recelo, pero me quedo afuera del plantel hasta que cierren las puertas. Y a la salida estoy media hora antes”, dice con preocupación.

Mariana, de 54 años, quien reside en la cooperativa Unión y Progreso, siente la misma intranquilidad que Narcisa. Cuenta que mientras sus hijos trabajan ella permanece al cuidado de sus tres nietos y por ellos debe salir todos los días de su hogar para llevarlos al plantel donde se educan.

La mujer, quien es oriunda del cantón Yaguachi, confiesa que hace un año, después de que a la vuelta de su vivienda mataran a un hombre, le planteó a su esposo vender la casa y mudarse al campo, donde reside una hermana. “Mi ñaña tiene una hacienda y es mejor estar lejos que vivir con miedo. Mi casa permanece con candado. Aquí la situación es terrible. Uno tiene que estar con las puertas cerradas por el nivel de inseguridad y no solo es en este sector, sino en todo Durán. No sabemos en qué momento nos puede pasar a nosotros. La gente por miedo tampoco quiere adquirir una casa en esta ciudad. Hace un año puse el letrero y aún no tengo comprador”.

Hace dos semanas sus nietos no asistieron a clases por tres días, porque cerca del plantel donde estudian ocurrieron dos asesinatos, la primera semana de julio.

“Nos dieron un carné y solo quien tiene ese documento puede retirar a los niños. Los estoy llevando a la escuela porque hay policías y militares custodiando en los exteriores. Ya estoy contando los días para irnos. Mis nietos estudiarán en el campo, buscaremos un buen plantel, pero lejos de tanta guerra criminal y balaceras por todos lados”.

En la cooperativa Grillo Gilbert reside una familia oriunda de Imbabura, que también ha sido víctima de los conflictos entre bandas criminales y de la inseguridad que se ha apoderado de este cantón. Erick, uno de los integrantes de esta familia que emigró a Durán hace 30 años, le ha suplicado a su madre que venda la casa, para invertir ese dinero en montar un negocio en otro lugar.

“Nos han robado. Debemos pagar ‘vacuna’ no solo en el negocio de mi mamá, sino en el mío. Es mejor irnos, ya pusimos un letrero vendiendo la casa, ojalá nos salga un comprador pronto. Todos los días salgo de mi trabajo para retirar a mi hija de siete años de la escuela”, asevera.

En una reciente intervención, el alcalde de Durán, Luis Chonillo, reconoció que existe un incremento de muertes violentas en el cantón y lo preocupante que resulta para la ciudadanía el nivel de inseguridad.

“Es necesaria no solo la presencia de la Policía, sino de las Fuerzas Armadas. Sobre el plan de Escuela Segura, hay 20 planteles que están siendo intervenidos por la Dirección de Justicia y Vigilancia y la Agencia de Tránsito de Durán. Es importante la recuperación de los espacios públicos, especialmente en los exteriores de las unidades educativas”, manifiesta.

Recalcó lo importante que es mapear los sectores de mayor riesgo para los habitantes y que también se deberían intensificar las labores de inteligencia e investigación de la Policía en este cantón guayasense.

La ministra de Educación, María Brown, dijo recientemente que para garantizar la seguridad de los estudiantes y su permanencia en el sistema educativo, se creó el proyecto Policía Escolar, que se complementa con el plan Escuela Segura, que consiste en tener a un policía dentro de cada institución educativa.

“De las 136 instituciones del cantón Durán, siete están priorizadas. Cuando hay una persona (agente) en el sistema educativo, la posibilidad de verse involucrado en actos delictivos es menor”, sostuvo.

En la misma intervención, el general Fausto Salinas, comandante de la Policía Nacional, habló sobre la necesidad de ejecutar campañas de prevención para delitos relacionados con droga, el consumo de sustancias y el reclutamiento de jóvenes de escuela y colegio por parte de las pandillas. 

“También debe ser un compromiso de la familia. Se ha incrementado el número de personas atraídas por la delincuencia y el objetivo es evitar que los jóvenes sean captados por ellos (...) La educación es el único camino que les va a dar pensamiento y libertad de tomar las decisiones más acertadas”, exhortó la autoridad.

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