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¡En Calacalí existe un templo con 'parachoques'!
El muro de la capilla de la virgen de El Quinche, en Calacalí, norte de Quito, ha sido destrozado muchas veces. Pero el edificio jamás se ha dañado
La capilla de la Virgen de El Quinche, en la parroquia Calacalí, lleva 35 años en pie y ni siquiera los choques de los autos han podido derrumbarla. Está situada en una curva del kilómetro 1 de la carretera E28. Y eso la ha hecho blanco de accidentes.
El último percance ocurrió el 13 de septiembre de 2020. Un auto pequeño destrozó el muro de protección, tumbó unas vallas y al pie del templo murieron dos ocupantes. Sin embargo la imagen de la santa ni se ‘mosqueó’. Algo muy curioso... o milagroso.
Resulta que tras los siniestros siempre queda afectado solo el muro de contención, pero la pequeña edificación que guarda en sus entrañas a la Virgen jamás se ha visto averiada, cuenta Fanny Cajas, una de las encargadas del cuidado de la capilla.
Tras el siniestro, su preocupación radica en que no hay dinero para los arreglos. Hace más de un mes hubo otro choque en el que un automotor destruyó los moriscos de cemento. Y ella debió pagar los gastos. “Vamos a ver cómo se soluciona”, manifestó Cajas.
Un milagro
La cuidadora contó que la Virgen es muy milagrosa y hace más de tres décadas demostró su poder. “Eran las 07:00 del 24 de mayo (de 1985) y debíamos ir a Quito a trabajar”, recordó Fanny. El chofer llegó a Calacalí para recoger a los usuarios que iban hacia la capital.
Fanny se subió y se sentó en uno de los puestos de la mitad. El bus salió hacia la carretera con rumbo a la ciudad. Y a un kilómetro de allí, cuando llegó a la curva (donde todavía no había ninguna capilla), perdió los frenos.
Todos gritaban y un chico saltó por la ventana, sin imaginar que el bus lo aplastaría. Los demás quedaron atrapados adentro luego de que se volcaran.
Murió una persona, pero sobrevivieron 79. Ellos se encomendaron a la Virgen de El Quinche y agradecieron su suerte. En ese momento les surgió la idea de construir una capilla.
Primero hicieron un altar pequeño, pero había personas que se robaban las limosnas. Fue así que iniciaron el segundo proyecto: hacer un minitemplo.
Pidieron permiso a los dueños del actual terreno para hacer la edificación y celebrar a la santa todos los años
El último domingo de mayo se conmemora aquel milagro. Se celebra una misa y cientos de fieles llegan como muestra de la fe que tienen a la santa.
Ahora el inconveniente que tienen los pobladores es el arreglo. Iván Trujillo, sacerdote de Calacalí, dijo que se reunirá con las autoridades locales para llegar a un acuerdo. “Es un símbolo de la fe de todo un pueblo”, expresó el cura.