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De esta zona, los miembros de socorro extrajeron tres cadáveres, la mañana de ayer.Cortesía

¡Tempestad de muerte en la capital!

El aluvión registrado en La Gasca ha dejado al menos 23 fallecidos y 47 heridos. En la zona cero, la desgracia es palpable. Todo está bañado en lodo.

A pesar de sus heridas y de la poca movilidad en los pies, Steven Pazmiño quería encontrar a las personas que continuaban enterradas debajo de toneladas de lodazal, luego del aluvión que se registró la tarde del lunes, en el sector de La Gasca, noroccidente de la capital.

Pazmiño fue testigo del desastre natural. Él estuvo en la cancha de vóley donde ocurrió la mayor tragedia. La mañana de ayer salió del hospital recuperándose de sus heridas y se topó con maquinaria pesada que continuaba con las labores de limpieza.

El lugar parecía un campo de batalla. Había vehículos destruidos, volcados y empotrados en los domicilios, postes de luz partidos a la mitad, casas destrozadas y una corriente que, menos peligrosa, continuaba arrastrando escombros y pertenencias de los afectados.

Al trabajo de rescate se sumaron miembros del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y del Cuerpo de Bomberos, cada uno con canes amaestrados.

Entre tanto uniformado, Freddy Tingo caminaba con un palo. Lloraba, removía escombros, preguntaba a la gente. Veía su celular. Quería saber sobre su padre. Si estaba vivo o muerto. Él era otra de las más de 40 personas que estaban en la cancha. “Tenía una chompa roja y pantalón de casimir”, describió cómo vestía su progenitor.

“¡Alerta, uno más!”, gritaba un bombero cuando encontraba los restos de alguna persona. Parientes de los desaparecidos corrían desesperados para conocer si se trataría de sus allegados, y entre ellos iba Tingo.

Eran las 10:30 y los equipos de socorro extrajeron tres cuerpos, uno de ellos pertenecía a un niño que quedó atrapado en la planta baja de un edificio. Los moradores que vieron el cuerpo del menor lloraron de la impotencia. “¡Justicia por la vida de ese pequeño!”, se escuchó decir a un vecino desde la terraza de su vivienda.

Tingo intentó reconocer entre esos cuerpos a su padre, pero no era ninguno. El hombre guardaba la esperanza de hallarlo con vida y, más aún, cuando a las 11:00, personal de Criminalística difundiera una lista con los nombres de las víctimas, en la que no constaba su padre.

En este panfleto se describían los dos nombres y apellidos de los cuerpos que llegaban al Departamento de Medicina Legal.

“¡Alerta, otro!”, gritó un policía señalando la extremidad de un cadáver que permanecía debajo de un automóvil. Los familiares de Tingo indicaron que era su padre, pero él no lo quería creer. La ropa de la víctima estaba irreconocible; sin embargo, cuando le limpiaron el rostro el señor se percató que sí se trataba de él. Casi se desmaya del dolor. Algunos policías lo abrazaron para intentar consolarlo, luego lloró junto a sus hermanos.

La mañana de ayer, los bomberos extrajeron el cadáver de un niño de un edificio.GUSTAVO GUAMAN

El alcalde Santiago Guarderas llegó para hacer un análisis e indicar a los afectados los sitios donde pueden recibir ayuda, como en la Universidad Central, en el que existe un punto de información y en el que estaban entregando kits de alimentación y de vestimenta para los damnificados del desastre natural.

Hasta el mediodía, en ese sector extrajeron una víctima más.

Freddy y familiares de otras víctimas indicaron que velarán sus restos en la casa barrial del sector luego de que les entreguen sus cuerpos.

Por su parte, Pazmiño, con más de 100 puntos de sutura en su rostro, regresó al lugar del cual casi no sale vivo para ayudar en lo que sea necesario.

El joven recordó que aquella noche, la de la desgracia, apreciaba un partido de vóley cuando escuchó un estruendo que vino desde las faldas del Pichincha. Regresó a ver y se percató que una ola de agua enorme arrastraba vehículos, troncos, rocas gigantes, contenedores de basura. Nadie entonces dimensionaba lo que iba a pasar.

Algunas personas llegaban desde otras provincias para reconocer a las víctimas.GUSTAVO GUAMAN

Corrió por la calle José Berrutieta para buscar refugio y observó cómo más de 15 personas, según él, fueron ‘tragadas’ por las aguas y los escombros.

Los heridos están siendo atendidos en 10 casas de salud de la capital. Dos están críticos.

Él también fue arrastrado por la corriente por tres cuadras hasta que pudo agarrarse de un poste. “La oreja derecha se me partió por la mitad y mi rostro también estaba abierto. Parecía una puerta con sangre”, relató.

A las 15:30, desde el Municipio actualizaron la cifra de decesos a 23 y se reinstaló la mesa del COE Metropolitano con la presencia de funcionarios gubernamentales.

“No se trata de deforestación”

El alcalde de Quito, Santiago Guarderas, dijo en rueda de prensa que la sobresaturación del suelo se debió a la acumulación de lluvias que se registró desde las 00:00 del 31 de enero. “La capacidad del embalse es de 4.500 metros cuadrados, con la lluvia fueron 20.000”, aseveró.

Además, insistió en que luego de realizar un sobrevuelo de la zona evidenció que lodo y árboles sobrepasaron la torre de captación, lo que produjo el desfogue en la quebrada de El Tejado. “No se trata de un caso de deforestación”, sentenció.

De esta zona, los miembros de socorro extrajeron tres cadáveres, la mañana de ayer.GUSTAVO GUAMAN

Othón Zevallos, gerente de la Empresa de Agua Potable, comentó que se trató de un fenómeno natural y que aún no se ha podido llegar a la parte más alta. “No descartamos que hubiera más deslizamientos en esa zona”, informó.

Sin embargo, acotó que la entidad está limpiando el embalse de la quebrada de El Tejado. “Si no hubiera estas estructuras, las desgracias serían mayores”, concluyó el funcionario.

En busca de sus parientes en la morgue

El viacrucis de los afectados de La Gasca tuvo una dolorosa parada en la morgue de la Policía, noroccidente de Quito. Quienes buscaban a sus parientes muertos o desaparecidos preguntaban a los trabajadores del anfiteatro que, con una lista, confirmaban si la persona estaba o no allí.

Si el nombre no constaba, entonces debían buscar a gente de la Cruz Roja para exponerles su situación. De lo contrario, debían ir al Puesto de Mando Unificado de la Universidad Central.

Marco Ortiz, jefe de Medicina Legal, informó que hasta ayer se hicieron 16 autopsias de los 23 cuerpos ingresados. “Tres de ellos ya fueron entregados a sus familiares”, informó. Hasta ayer solo se difundió el nombre de 13 fallecidos.

El oficial dijo que el proceso técnico de identificación se está haciendo lo más rápido posible.

En cuanto a los velorios, todavía no se define si se hará una sola capilla ardiente, ya que la mayoría de las víctimas eran comuneros.