Exclusivo
Actualidad
Los tambos, refugios al pie del taita
Por este sitio de descanso, a unos 4 mil metros de altura, pasaron algunos exploradores y en sus escritos detallaron costumbres y el paisaje
El imponente volcán Chimborazo, con sus glaciares y paisajes únicos, es uno de los mayores atractivos de la provincia que lleva su nombre, pero en esta elevación andina también se conservan huellas de las épocas prehispánica y colonial.
En la zona existen vestigios de lo que eran lugares de descanso o de refugio (tambos) que eran edificaciones de piedra que constaban de dos ambientes. Además del sitio para pernoctar contaban con un área de cocina.
Este era uno de los principales sitios de reposo del pueblo Puruhá y un punto estratégico entre Sierra y Costa para el intercambio de productos.
Por el sector, explica Balvanera Cruz, cruza el antiguo camino de herradura conocido como Camino de las Yungas.
“Yunga quiere decir tierra baja; era una conexión directa y más corta. En el Arenal se baja a Guaranda y de ahí a Babahoyo, donde existe un sitio que se llamaba Bodegas. Por estos lugares, en la época incaica se llevaba la concha spondylus, el lapizlásuli (piedra azul), elementos con los que se realizaban los collares y adornos”, cuenta.
Los viajeros del siglo XVIII, en sus crónicas, mencionan a este tambo. Antes de que se construyera el tren, presidentes, exploradores y naturalistas como Alejandro de Humboldt pasaron la noche en estos refugios; inclusive Edward Whymper, el primero en subir a la cumbre del Chimborazo, incluyó estos lugares de descanso en sus crónicas, en las cuales detalló las costumbres y paisajes de los espacios por donde recorría.
“Hay relatos y fotografías muy bonitas cuando Whymper anduvo por estas tierras”, acota Cruz, quien desde pequeña aprendió de su padre Marco Cruz el amor por las montañas y el respeto a la naturaleza.
Un espacio para la conservación
En estos terrenos de propiedad de la familia Cruz se levantó el Chimborazo Lodge, cuyo principio es contribuir al desarrollo económico de la zona y transmitir la filosofía de conservación y cuidado de los páramos.
Ellos reconstruyeron los vestigios de esta edificación como muestra de respeto por la historia de la identidad indígena y mestiza de la provincia.
Asimismo existe un reloj de sol, que consiste en un monolito de piedra con un círculo metálico en la punta; a su alrededor varias piedras ubicadas exactamente desde la salida a la puesta del sol, indican la hora a través de la sombra.
Otro de los vestigios rescatados es un altar al taita Chimborazo. En la piedra se observan dibujos de llamas y conchas, y alrededor varias figuras señalan que era usado para depositar las ofrendas. (PO)