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María Teresa Imbaquingo (gorra) y su hija Rosa Gualavisi hablaron sobre el ataque contra José Luis.Gustavo Guamán

Sepelio en Cangahua: Joven murió luego de 13 meses de quedar malherido en un robo

La víctima recibió tres disparos, pero bastó uno solo para desgraciarle la vida. Le contamos su triste historia y la de su familia

Un balazo convirtió la vida de José Gualavisi en un infierno. Durante 13 meses vivió con sus entrañas expuestas, porque un disparo le destrozó los intestinos. Y cuando todos pensaban que se salvaría, la muerte acabó con esa ilusión.

Este 22 de octubre fue el velorio en una casa de Cangahua, comunidad del cantón Cayambe. Su madre María Teresa Imbaquingo y su hermana Rosa Gualavisi recordaron la tragedia.

Eran las 20:30 del 16 de septiembre de 2023. José Luis, Rosa y María Teresa habían culminado su trabajo en un centro de abastos en la calle Gonzalo Zaldumbide, del sector La Kennedy, en el norte de Quito, e iban a su casa cerca de allí.

“Mi hermano dijo que saldría un momento y se fue en el carro. Mi madre y yo fuimos a la casa y cuando estábamos descansando se oyeron dos disparos”, recordó Rosa durante el funeral. Ella, aún en camisón, salió y vio a su ‘ñaño’ pidiendo ayuda, cuando otro tiro lo tumbó en el piso.

Madre e hija intentaron socorrer a José Luis, quien se desangraba en la calle. “Nos dijo que estuvo con un amigo cuando dos tipos se acercaron y les dispararon. Mi hijo, por no dejarse robar, botó las llaves a un parque”, detalló la progenitora.

Los otros dos disparos lastimaron la mano y piernas del costado derecho de la víctima.

Las operaciones de la víctima de robo en Quito

José Luis Gualavisi Imbaquingo tenía 29 años cuando perdió la vida.Cortesía

Ambas gritaron por ayuda, pero nadie las auxilió. “La ambulancia no llegó porque dijeron que la Policía debía ir a investigar. Tuvimos que llevarlo en el mismo carro”, rememoró María Teresa, quien quedó manchada con la sangre de su hijo.

José Luis fue ingresado por emergencias al hospital Pablo Arturo Suárez, norte de la ciudad. En la madrugada del 17 de septiembre fue intervenido quirúrgicamente. “Me dijeron que todo salió bien, pero después todo se complicó”, contó la mamá.

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Las heridas se habían contaminado con bacterias y fue ingresado a cuidados intensivos. Las operaciones eran constantes y José Luis terminó con sus intestinos afuera de su abdomen. “Hizo su vida así después que le dieron el alta en diciembre. Como no nos daban turnos para las curaciones, él aprendió a hacerlo. No podía comer bien, no debía estar mucho tiempo de pie y sus heridas supuraban”, contó su hermana.

Estuvo así durante seis meses y en junio de este año ocurrió el preludio de la desgracia. José Luis llegó a Cangahua a vender comida por las fiestas de la comunidad y se desmayó. Lo llevaron al hospital de Cayambe y luego al hospital Pablo Arturo Suárez.

"La satisfacción que tenemos es que a mi hijo nunca lo dejamos solo. Siempre tuvo nuestro apoyo”.María Imbaquingo
Madre de la víctima

El sepelio se hizo en Cangahua, Cayambe

El ataúd fue cubierto con la bandera del equipo del fútbol de Cangahua, Cayambe.Gustavo Guamán

En esta última casa de salud le dieron un halo de esperanza a su familia: por fin podrían unirle los intestinos. “Lo operaron y le cerraron la herida. Mi hijo estaba contento porque su cuerpo volvió a la normalidad. Pero nos dijeron que no cantáramos victoria”, relató María Teresa horas antes del sepelio del segundo de sus cinco hijos.

La alegría duró tres días, cuando José Luis se agravó y fue llevado al hospital en agosto. Desde esa fecha hasta el 16 de octubre, cuando le dieron el alta, le hicieron al menos 30 operaciones y sus entrañas otra vez quedaron expuestas.

El sábado 19 de octubre, José Luis estaba recostado y pegó un grito. Su madre y hermana fueron a verlo: su cuerpo estaba completamente paralizado. “Me gritaba que lo ayudara y dijo que no quería morirse todavía”, mencionó su progenitora.

Su familia lo llevó al hospital, en donde le dieron tres paros cardíacos. Había sobrevivido a los dos primeros, pero el tercero acabó con su vida. “Lo único que puedo decir es que nunca lo dejamos solo”, finalizó María Teresa, con la tristeza de saber que su hijo partió sin que hubiera culpables detenidos para que respondieran por la tragedia que provocaron.

"La Policía nunca investigó y nosotros no pudimos presionar porque cuidábamos a mi hermano”.Rosa Gualavisi
Hermana

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