“Hoy (ayer) vine a trabajar con miedo. Mi compañera, sin tener nada que ver, recibió un balazo mientras hacía su trabajo. Los delincuentes llegaron a matar a un hombre que vino a tanquear. Ya no se puede trabajar tranquila”, manifestó una despachadora de una gasolinera ubicada en las calles Quito y Primero de Mayo, en el centro de Guayaquil.

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La afectada, de 22 años, estaba abasteciendo de combustible a un vehículo cuando fue impactada por una bala en el abdomen, disparada por delincuentes cuyo objetivo era asesinar al conductor de una motocicleta. El hombre, de nacionalidad venezolana, murió a causa de los disparos, mientras que su acompañante también resultó herida.

Este violento hecho, ocurrido en una zona céntrica del Puerto Principal y perpetrado por dos sujetos que llegaron a bordo de una motocicleta, aumenta la preocupación entre los ciudadanos. Muchos expresan que ya no se sienten seguros ni siquiera en sus propios hogares, ya que los delincuentes no dudan en irrumpir en las casas para cometer actos violentos.

“Yo también tengo miedo. Vivo en la Martha de Roldós (norte de Guayaquil) y me preocupa la inseguridad que vivimos los ecuatorianos”, señaló Aarón Sánchez, un mecánico de 26 años.

Ismael Delgado, un artesano de 67 años, contó que hace un mes fue víctima de un asalto a una cuadra de su negocio de ropa, en pleno día, frente a varias personas que no intervinieron.

“Solo la gracia de Dios nos puede salvar. A todos nos puede pasar. Ya no se puede estar a salvo, con o sin luz. Me asaltaron en las calles Sucre y 10 de Agosto; todo el mundo vio, pero nadie hizo nada”, lamentó.

Otra ciudadana preocupada por la creciente delincuencia es Jenny Donoso, una profesora que confesó que cada vez que sus seres queridos salen de casa, los encomienda a Dios.

“Antes había peligro, pero ahora es mucho peor. Parece que vivimos en otro país, como Colombia o México. Cualquiera puede ser víctima colateral de un hecho”, expresó Donoso, quien reside en el centro de la ciudad.

Tras el violento ataque, los agentes de Criminalística recogieron 13 vainas percutidas de calibre 9 milímetros y una bala deformada. Tanto la despachadora de la estación como el acompañante del hombre asesinado fueron trasladados a una casa de salud para recibir atención médica.

A la trabajadora de la estación de servicio le extrajeron la bala que había perforado su abdomen y se había alojado en sus intestinos.

El lugar del suceso pertenece al distrito Modelo, que hasta ayer contabilizaba 46 muertes violentas, 9 menos que en el mismo período del año pasado.

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