El brutal crimen de tres amigas silenció a Santo Domingo de los Tsáchilas. El caso de Nayeli Tapia, Denisse Reyna y Yuliana Macías se habla muy bajo en las calles, pero cuando se pregunta, todos callan. Hasta las autoridades decidieron mantener en reserva la investigación, poniendo mayor misterio al hecho que, hasta ahora, no tiene culpables.

Las familias y amigos de Nayeli y Denisse han callado para no correr con la misma suerte de las jóvenes que fueron degolladas y enterradas en una fosa de Quinindé, Esmeraldas. Solo una persona rompió ese ‘pacto’: Paulina Rueda, tía de Yuliana. Y ahora se unió una más.

Es Kléver Carvajal, el profesor de música de Yuli, más conocida con Siria, la diosa griega por sus dotes como cantante. Convencerlo no fue fácil. “Déjeme preguntarle a la señora Paulina”, respondía, a EXTRA, Carvajal, quien se hace llamar Divano dentro del ambiente musical, al que dominó entre 2009 y 2010.

Este ‘vocal coach’ temía, al igual que los parientes de las otras dos jóvenes, que sus declaraciones lo ligaran con la muerte que fue descubierta el 6 de abril, dos días después de reportarse la desaparición de las tres chicas, quienes nunca fueron a una presentación artística, sino a un paseo a Same, Esmeraldas, a bordo de un auto negro que fue alquilado (ver infografía).

La vio con una de las chicas

Cuando Divano tuvo ‘luz verde’ para hablar sugirió que la cita fuera en su academia de música, ubicada en el segundo piso de una casa de la avenida Abraham Calazacón, la arteria vial de la tierra tsáchila.

Hasta allí había llegado Yuliana hace ocho meses de la mano de otro cantante y junto a unas chicas que pertenecían a un grupo artístico. “A Siria le gustó mi forma de enseñanza, pero me dijo que no tenía dinero para pagarme, así que la bequé con la condición de que me ayudara a conseguir alumnos”.

Ella iba a sus clases de canto todos los martes, jueves y sábados. Era quien se destacaba de entre los alumnos de Divano, quien se encariñó con su alumna estrella.

“La última vez que la vi fue el viernes 31 de marzo. Y precisamente fue una fecha especial porque Siria me pidió que ese día le diera clases”, cuenta el cantante. Su petición fue porque debía presentarse en un show musical y estaba nerviosa.

La tutoría duró aproximadamente una hora y media. Luego de eso el ‘profe’ salió hasta la avenida Calazacón, esperó a que su alumna se subiera a un bus y se despidió, rutina que hacían cada que culminaban las clases.

“Después de eso no me enteré más. El jueves (antes del hallazgo de los cuerpos) la tía me preguntó si la había visto, pero no supe nada. Cultivé una buena amistad como la tiene un alumno con su maestro, pero no sabía algo más íntimo de ella”, precisa, mirando al piso del aula vacía.

¿Usted conocía a las demás muchachas? Según Divano, solo una vez vio a una de ellas, pero no recuerda a quien. “Vino (una de las víctimas), se sentó a esperar a que Siria terminara sus clases. Estaba revisando su celular y no paraba ‘bola’ a nadie”, rememora.

Esa ocasión, y como era costumbre, el ‘profe’ también las acompañó para que cogieran el bus y fueran a sus casas tras la tutoría.

Última comida

Paulina Rueda, al igual que el profesor de música de Yuliana, tampoco conocía a profundidad a Nayeli y a Denisse, cuyas familias evitaron contar más sobre ellas. “Desconocemos cómo se hicieron amigas. Sé que la primera deja una niña, de 5 años, en la orfandad y la segunda estudiaba en la Universidad Estatal de Quevedo”.

Yuliana, quien se independizó de sus padres hace más de cuatro años, llevó en una ocasión a Nayeli a almorzar guanta encocada a la casa de su tía Paulina, dos semanas antes del crimen. “Con ella empezó a andar ‘de arriba para abajo”, dice la pariente de esta chica que también era modelo y le encantaban las hamburguesas, los mariscos e ir al gimnasio para después tomar las clases con su gran amigo Divano.

Justicia

Ambos allegados recuerdan que Yuliana era muy talentosa. Según Paulina, los dotes artísticos de Siria son de familia. “En realidad, la música corre por nuestras venas. Mi padre, mis hermanos y yo hemos cantado, pero nuestro mayor referente fue mi tío Jorge Rueda”, detalla Paulina, cuyo pariente escribió el primer himno que se cantaba en Santo Domingo, así como el himno del Sindicato de Choferes de la ciudad.

Eso influyó en Yuliana que no solo quería ser cantante profesional, sino psicóloga como una de sus primas. “Le gustaba mucho analizar a la gente. Aunque también quería ser odontóloga”, afirma la tía de la fallecida.

(Lea también: En el caso de las tres jóvenes asesinadas han recibido amenazas por exigir justicia)

A Divano, en cambio, se le viene a la mente el momento que Yuliana hizo una colecta entre los demás alumnos para comprarle medicinas. “Sufro de la vesícula y ella me cuidó como a un padre. Me preguntaba si había comido y si no lo hacía, comíamos juntos”.

Estas dos personas que fueron las únicas en dejar el miedo de lado ruegan que se haga justicia. Piden que paguen los que deban hacerlo y confían en que la ley, en esta ocasión, estará del lado de las víctimas cuyos verdugos apagaron la voz de Siria, la diosa griega y de sus amigas.

Panorama de Santo Domingo

El silencio que se extiende por gran parte de la ciudad tsáchila no es en vano. En lo que va del año, en Santo Domingo se han cometido 50 muertes violentas, de las que se ha resuelto el 11 por ciento, según Joffre García, comandante de ese Distrito.

“Hasta la presente fecha hemos tenido eventos como los secuestros extorsivos y amenazas, pero que lamentablemente solo se ha denunciado uno de estos casos en la Fiscalía”, a decir del oficial.

Ante la problemática, la Policía ha desarticulado a 14 bandas que se han dedicado a perpetrar este último delito, según el jefe policial. Agrega también que delitos de connotación como robo a personas y de accesorios han tenido una reducción.