Desde los primeros días de diciembre empieza el ‘corre corre’ para Luis Rendón Espinoza, de 67 años, el Papá Noel de los peninsulares. El adulto mayor, de 67 años, activista cultural y quien fuera vocal del Gobierno Parroquial de Ancón, provincia de Santa Elena, debe cumplir con una apretada agenda de presentaciones como ‘Santa’.

Por su personificación, Rendón es más solicitado en estos días para entrega de juguetes, agasajos, novenas al Niño y más eventos organizados por esta época.

La fama del ‘Santa’ peninsular se ha extendido a diferentes ciudades del país, porque a diferencia de otros actores, Rendón tiene el pelo, la barba y la contextura física similar a la del legendario personaje navideño.

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“No me corto la barba durante cuatro meses a pesar de que me molesta por el calor, pero es el precio a mi personaje. Eso sí, me la cuido lavándola”, relató Rendón, quien entre risas también confesó que por la acumulación de pelos, en ocasiones se le dificulta comer.

Él considera que su barba es el éxito en su labor. Tiene tantas anécdotas que contar sobre esta parte de su rostro. Una de las más recordadas es cuando un niño de 10 años se le acercó para tocarlo y comprobar si no tenía almohadas en el estómago. Además de tocarlo, el chiquillo le haló la barba y enseguida se puso a llorar y le recriminó a su madre diciéndole mentirosa porque ella le había dicho que no era el verdadero Papá Noel, sino una persona que se ponía un disfraz.

Luis Rendón hace de ‘Santa’ de manera consecutiva desde hace más de dos décadas. Todo comenzó cuando era estudiante universitario en la carrera de Gestión Comunitaria y en época navideña, uno de sus maestros lo hizo disfrazar de Papá Noel en una obra teatral.

El personaje en el acto académico gustó tanto que al estudiante le tocó presentarse en otros eventos. Así lo ha seguido haciendo hasta la actualidad.

Uno de los acontecimientos apoteósicos que vivió el ‘Santa’ peninsular fue cuando llegó en una moto acuática al balneario de Salinas. Unos niños que estaban en la orilla se metieron al agua para ayudarle a descargar los juguetes y entre los pequeños curiosos le preguntaban por qué no llegó en trineo y prefirió las motos acuáticas.

“Me siento muy feliz haciendo esto, más que un trabajo lo tomó con hobby. Estar rodeado de niños y escucharlos en su inocencia es algo maravilloso”, comentó Rendón, quien en este diciembre cumple entre tres y cuatro presentaciones por día. Su agenda está copada hasta el 29.

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