La frontera entre Ecuador y Perú está cerrada desde que inició la pandemia. Sin embargo, eso no ha limitado el cruce ilegal de personas y mercadería entre Huaquillas y Aguas Verdes.

Alexander (nombre protegido) es uno de los que controlan un puente. Accedió a hablar con Diario EXTRA porque dijo que “se ha satanizado todo”. “No hay trabajo, sé que esto es ilegal, pero a la gente que vivía del puente internacional, que ahora está cerrado, le ha tocado construir pasos con tablas para que las personas puedan pasar y solo les cobramos un dolarito”, relató el hombre, oriundo de Huaquillas, que levantó una carpa de plástico, a modo de peaje, junto al paso.

Prefiere no contar quién está detrás de este ‘negocio’ y, apenas ve llegar a los militares que rondan la frontera, se va rumbo a Aguas Verdes, poblado peruano.

Pese a que Alexander escogió el silencio, en Huaquillas esta situación es un ‘secreto a voces’. Son dos bandas que están en una disputa constante. Tanto así que desde el 15 de octubre al 5 de noviembre, nueve personas han sido asesinadas a bala, supuestamente por peleas de territorio.

Los montos que se recaudan en cada puente pueden llegar hasta los 6.000 dólares al mes. Quienes los usan calculan que los encargados pueden ganar más de 200 dólares diarios. A los venezolanos que van de paso les cobran $ 1 por cruzarlos de un país a otro. Y para los comerciantes, la tarifa depende del monto de la mercadería a pasar. Desde $ 3 a $ 40.

En total, entre los 41 pasos que hay a lo largo de 15 kilómetros de frontera es posible recaudar aproximadamente $ 246.000 mensuales.

En esta actividad hay familias enteras que se dedican a pasar el contrabando. Incluso, hay puentes que llegan a los patios de viviendas, donde no hay control. “Esto es lo que mueve la economía de Huaquillas. Las autoridades deberían abrir el puente para que esto pare”, opinó el comerciante Rodolfo Murillo, quien con su tricimoto se dedica al paso de mercancías.

Cebollas y material textil es lo que ingresa al Ecuador ilegalmente. En cambio, desde nuestro país hacia Perú hay fuga de combustible y cilindros de gas.

Una muerte desencadenó la ‘guerra’

La muerte de Alexander Rodolfo Palacios Abril, de 30 años, alias Robagallinas, desató una supuesta ‘guerra de bandas’. A él, supuestamente, se le atribuye el liderato de Los Injertos del Norte y de El Tropezón, grupos que operarían en la zona.

Palacios fue asesinado el pasado 15 de octubre, mientras custodiaba un paso ilegal. Una presunta banda conformada por peruanos, venezolanos y ecuatorianos estaría detrás del crimen para apoderarse de los pasos. Desde ese día, nueve personas han sido liquidadas: seis en Huaquillas y tres en Aguas Verdes.

El 23 de octubre fueron asesinados Franklin Fernando Viscarra Junco y Cenén Manuel Villavicencio Ramírez. El 3 de noviembre falleció Jesús Gregorio Rodríguez Ávalo. El 4 de noviembre mataron al venezolano Yonaiker Morales, a Jorge Lainez y a otro venezolano que aún no ha sido identificado. Así mismo, del lado peruano se registraron tres muertes violentas los pasados 5 y 6 de noviembre.

Por estas disputas hay seis personas heridas de bala, siendo una de ellas una menor de edad (13 años) que se debate entre la vida y la muerte, porque un proyectil le impactó en la cabeza. Según la policía, los criminales iban por el hermano, que pertenecería a la banda El Tropezón.

De acuerdo con testigos, un grupo de personas conversaban en la parte exterior de una vivienda. Entre ellas estaba Jordy Granda Pizarro, más conocido con el alias de la Pepa, quien sería uno de los líderes de esta agrupación.

De pronto, llegaron dos sujetos en una motocicleta y el copiloto sacó un arma de fuego y realizó aproximadamente 10 disparos.

Floro Granda, también hermano de la menor de edad, explicó que al escuchar la ráfaga de tiros se lanzó al suelo. Mientras intentaba protegerse para no ser alcanzado por un proyectil, se percató de que su hermanita estaba herida.

Luego de que los sujetos dispararon, se dieron a la fuga. La adolescente fue trasladada a una clínica privada, donde los médicos la estabilizaron.

Personal de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Extorsión y Secuestros (Dinased) detalló que ella tenía un orificio de entrada y salida en el cráneo, uno en el hombro izquierdo y otro en la espalda.

Familiares optaron por transferirla hasta una clínica privada en Machala, para que sea sometida a una intervención quirúrgica, por la gravedad de su estado.

Las investigaciones determinaron que los motociclistas llegaron con el objetivo de matar a alias la Pepa, quien sería parte de la banda de Alexander ‘Robagallinas’ Palacios. El ataque lo originarían supuestas represalias por el asesinato de Gregorio Rodríguez.

Según Raymond Quelal, jefe de la Policía Nacional de El Oro, en este sector de la frontera existe una ‘guerra entre bandas’ que se disputan el control de los puentes clandestinos que existen en el canal internacional.

Flujo migratorio no se detiene

El paso de personas extranjeras no se detiene en la frontera. Antes de la pandemia, pasaban 5 mil foráneos (4 mil venezolanos), según datos del Centro Binacional de Atención Fronteriza (Cebaf).

Ahora, con las fronteras cerradas, se estima que dos mil extranjeros pasan diariamente por los puentes clandestinos por una cuota de un dólar.

Según datos de la policía, en este cantón operan dos bandas delictivas que instalan puentes de madera, por donde ingresan personas y mercadería de contrabando desde Perú.

La Policía Nacional y el Ejército peruano vuelven a reforzar la seguridad en la línea de frontera entre Perú y Ecuador por la vía del puente internacional en el distrito de Aguas Verdes.

El coronel Maxfredid Pérez Rodríguez, del Frente Policial de Tumbes, comentó que esta acción se realiza tras los enfrentamientos registrados en los pasos clandestinos, donde se produjo una balacera en la que peruanos, ecuatorianos y venezolanos pugnaban por ‘cupos’ en esta zona.

El coronel Quelal añadió que ya están tras la pista de las bandas, aunque aseguró que es una tarea compleja, puesto que las organizaciones criminales cruzan de un lado a otro para evitar ser capturadas.