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Judicial
"Salvajismo" en la 'Peni' de Guayaquil
Baleados, acuchillados e incinerados en el Centro de Rehabilitación Social de Varones 1. Hasta dinamita habrían utilizado los reos para tumbar muros.
El clamor de Mercy Coloma resumía la desesperación y el dolor que sentían los familiares de los presos de la antigua Penitenciaría del Litoral, de Guayaquil. La mujer, sollozante, se arrodilló con Biblia en mano en los exteriores del reclusorio para exigir información, pero esta no llegó.
Ella lloraba por su nieto, José Argüello, de 23 años, quien era consumidor de drogas y luego se convirtió en expendedor, motivo por el que terminó en prisión. “Ya tenemos los papeles para su salida, pero no podemos hacer nada”, lamentó la señora, quien constantemente oraba para que él estuviera sano y salvo.
El joven cumplía su pena en el pabellón 2 de la ‘Peni’, como es popularmente conocido el centro carcelario, sitio en el que se registraron parte de los enfrentamientos que dejaron al menos 68 personas privadas de libertad fallecidas, según la Fiscalía.
Los percances ocurrieron entre las 19:00 del viernes 12 de noviembre y las 07:00 del día siguiente, aunque testigos aseguraron haber escuchado disparos, nuevamente, cerca del mediodía. El Ministerio Público también señaló en Twitter que, además, hubo 25 heridos que fueron llevados a diferentes hospitales, pero no había datos de las víctimas.
No obstante, en los exteriores del centro penitenciario circularon listados con los supuestos nombres de los fallecidos. Y entre las presuntas víctimas constaban dos investigados por el caso que se abrió en contra de Daniel Salcedo, tras las acciones ilícitas relacionadas con el tráfico de insumos médicos durante la primera cuarentena por coronavirus en Ecuador.
Los individuos constaban con sus identidades completas: Abraham David Muñoz Vélez y Víctor Fernando Chele Loor.
Para esclarecer la situación en la que ellos se encontraban se consultó a la comandante general de la Policía, Tannya Varela, pero ella explicó que no se podían corroborar esos datos porque todavía no había un listado oficial de las víctimas.
Lo mismo dijo el abogado Christian Cornejo, representante legal de Muñoz y Chele, quien acudió hasta los exteriores de la cárcel, en compañía de la hermana de uno de sus clientes, Belén Muñoz.
El jurista mencionó que el listado, que circuló entre los parientes de los reos y en redes sociales, hacía referencia a las personas que conformaban el área Transitoria de la antigua Penitenciaría, aunque aclaró que tampoco podía decir si sus defendidos estaban fuera de peligro o no, porque no tenía forma de contactarlos.
El abogado precisó que la última vez que supieron de Abraham Muñoz fue la noche anterior, cuando se contactó con uno de sus hermanos para contarle que “peligraba su vida”, porque había actos de violencia en el interior. Además, sostuvo que si se comprueba que algo le pasó a sus clientes no descartaría una demanda en contra del Estado, por delito de lesa humanidad.
Cuerpo en el techo
Para realizar el levantamiento de los cadáveres, los vehículos de Medicina Legal que hay en el Puerto Principal no fueron suficientes. Hubo la necesidad de pedir colaboración a entidades de otras localidades, como Milagro, en Guayas, y Babahoyo, en la provincia de Los Ríos.
Los cuerpos fueron retirados de forma paulatina, conforme avanzaban las inspecciones de las áreas a las que podían ingresar los agentes.
Entre los fallecidos hubo uno que quedó en la parte alta del pabellón 2, justo en el sitio donde tenían una garita improvisada y una trinchera para sus enfrentamientos. Los peritos que llegaron para el levantamiento evitaron ingresar al lugar y prefirieron subir al muro con una escalera, desde el exterior. Al final de las revisiones preliminares envolvieron los restos en una sábana y una malla para bajarlo por el mismo sitio.
Ataques
En un informe policial se detalla que las víctimas de esta masacre perecieron por diferentes motivos: hubo baleados, acuchillados e incinerados. También se debía determinar si alguno murió por las explosiones de las dinamitas que se habrían utilizado para romper los muros.
Por todo eso, el gobernador del Guayas, Pablo Arosemena, calificó el hecho como un “salvajismo”.
Buscaban información en el Laboratorio de Criminalística
Hasta la morgue del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses, de Guayaquil, llegaban familiares de los reos a pedir información, desde el mediodía de ayer.
Lo hacían porque en los exteriores de la ‘Peni’ nadie les daba detalles.
En el anfiteatro les mencionaron que en horas de la tarde se abriría una mesa de información para poder esclarecer sus dudas, comentó una de las personas que esperaba en el lugar.
Y fue la falta de información que los llevó a protestar en los exteriores de la cárcel, donde por al menos tres ocasiones cerraron la vía para mostrar los carteles de reclamo que habían elaborado.
Otra situación que indignó a algunas personas fue que un grupo de militares que supuestamente no les había ‘parado bola’ atendió sin problemas a dos jóvenes que se acercaron hasta el vehículo en el que estaban.
Los reclamos en las afueras del centro penitenciario duraban poco, porque los policías, a pie, en caballos y motos, obligaban a los manifestantes a retroceder hacia el parterre.