Segundo Viera es despachador y digitador del consorcio de transporte Mejía - Brito y conoce todo lo que ocurre con los buses que dan el servicio desde Machachi, capital del cantón Mejía, hasta Quito.

Es él quien describe cómo esa ruta se ha convertido en la pesadilla de los transportistas de esta y otras cooperativas: los robos a usuarios y a los mismos conductores se han vuelto frecuentes. “El problema comienza en el sector de Cutuglagua y se extiende a otros puntos a lo largo de nuestros recorridos”, precisa Viera.

Y no miente. Justamente este 10 de abril se produjo un atraco en ese punto que limita con Quito. Cinco sujetos con cuchillos y armas de fuego irrumpieron en una unidad interprovincial.

Cerca de 30 personas fueron despojadas de sus pertenencias y cuando se pidió ayuda a la Policía, ya no se pudo localizar a los delincuentes.

Galo Pilicita, conductor de la cooperativa Carlos Brito de Machachi, explica que muchas de las veces los choferes no pueden defender a los usuarios de estos criminales que suben en grupos. “Hemos denunciado, pero no se hace caso. Se hacen operativos policiales y con su presencia, los rateros se esfuman por un momento, pero cuando los agentes se van, los ladrones vuelven”.

¿Cómo operan? Pilicita dice que los criminales se hacen pasar como pasajeros. Viera, por su parte, cuenta que hay un factor adicional en esta forma de robar: en la mayoría de estos grupos, las mujeres tienen un rol durante el atraco. “Hay mujeres embarazadas que se suben y son las ‘campaneras’. También abordan los buses con niños en brazos”.

En el robo del miércoles, entre los cinco rateros estaban dos mujeres, quienes fueron las primeras en subirse al bus atracado en Cutuglagua. Pocos metros más adelante se embarcaron los tres hombres y comenzó el robo. “Estamos coordinando con los compañeros de Mejía para que se hagan operativos e intentar evitar estos sucesos”, manifiesta Jorge Rodríguez, comandante del Distrito Quitumbe y cuyos agentes tomaron procedimiento en este último asalto.

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Pero Cutuglagua no es el único punto donde los ladrones se hacen pasar como usuarios de buses. Pilicita detalla que hay otros lugares como Caupicho, Guamaní, Nueva Aurora y una zona llamada Eternit, donde se suben los delincuentes.

Ante esto, Rodríguez insta a los conductores a que no se detengan en cualquier punto a lo largo de la carretera para recoger pasajeros.

Segundo Viera dice que ellos, como transportistas, ya han perfilado a los delincuentes y no los dejan subir. “Pero hay ocasiones en las que han lanzado objetos a los parabrisas o se han parado en media vía para robar”, finaliza.

Darío Ramírez, teniente de Policía de Mejía, explica que ellos sí realizan diferentes operativos a lo largo de la vía, tanto hacia Quito como a la zona Andina como Cotopaxi. “Sí hemos tenido denuncias de vehículos sospechosos que circulan por estos sectores”.

Por eso, una medida, según el oficial, es hacer controles a los vehículos y revisar los documentos de conducir. Aunque también admite que se han generado otros sitios sensibles a los robos de pasajeros, como en la vía Alóag - Santo Domingo de los Tsáchilas, donde se han desplegado miembros policiales, detalló Ramírez.

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