Mónica Ibarra, de 51 años, recuerda que las fiestas julianas siempre se celebraban a lo grande, con conciertos en la avenida Quito o el malecón Simón Bolívar, donde se cerraban las calles y presentaban decenas de artistas de varios géneros musicales.

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“Había (música) para todos los gustos: cumbia, merengue, pero lo que más pegaba era la salsa. El guayaco siempre ha sido supersalsero. Antes había lugares como el Jardín de la Salsa, que estaba donde ahora es el aeropuerto, donde se hacían conciertos hasta el amanecer y se repletaba. También existía el Latin Palace, que era la salsoteca más ‘aniñada’ y donde también se presentaban artistas famosos”.

Mónica tuvo que migrar al extranjero hace una década, pero este año su visita coincidió con las festividades de julio. Esperaba reunir a sus amistades para repetir las farras de viejos tiempos, pero según le han explicado, ya no son como antes.

“Me dicen que ahora hay más conciertos de vallenato, salsa choke y hasta música electrónica y que todo es en Samanes. Por suerte aún hay lugares en el centro como Boricua (Junín y Rumichaca) o el Cabo Rojeño (Rumichaca y Luis Urdaneta) que aún son exclusivos de salsa. Para allá iré a celebrar”.

En cambio para Luis Tomalá, de 38 años, el género predilecto es el reguetón, que aunque rara vez estaba representado en los conciertos masivos organizados por la ciudad, es uno de los favoritos entre las personas de su edad.

“Desde el año 2000 en adelante se volvió la música favorita de los jóvenes. Las discotecas siempre estaban llenas. Incluso actualmente en todas el baile es con reguetón. Y ni siquiera importa si sabes bailar o no, porque los pasos tampoco es que son complicados. Además, con un par de guanchacas (aguardiente) encima, todos bailan”, dice entre risas.

Para las fiestas julianas de este año sabe que se presentarán artistas internacionales en la concha acústica del parque Samanes. Y aunque no está seguro de si habrá presentaciones de artistas de su género favorito, igual asistirá con su esposa e hijo, porque “a Guayaquil se lo celebra bailando”.

Y como en el festejo de la ciudad también participan los más ‘pelados’, uno de ellos, Xavier Rodríguez, de 23 años, asegura que él prefiere el reguetón porque los géneros “de papá” ya quedaron atrás.

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“Quisiera escuchar algo distinto. No es que me disgustan las típicas canciones en honor a Guayaquil, pero prefiero al mil por ciento los géneros urbanos, incluso para las fiestas”.

Él asegura que al incluir el reguetón en una fiesta tan importante como la conmemoración de la fundación de la Perla, los jóvenes se verían entusiasmados de formar parte de los programas sociales y culturales de la urbe porteña. En fin, sea salsa o sea reguetón, hay para todos los gustos.

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