El historial de Remzi Azemi, un kosovar de 42 años cuya muerte por infarto fue inscrita en Guayaquil el 22 de abril de 2024, es extenso y lo vincula con algunos asesinatos, la mafia balcánica y su líder más notorio: Dritan Gjika.

Fue en 2014, durante la Operación Balcanes, cuando el nombre de Azemi se hizo público por primera vez en Ecuador. Tanto él como Gjika fueron detenidos y señalados como líderes y financistas de la mafia albanesa en el país, presuntamente al mismo nivel de mando dentro de esta peligrosa red criminal, de acuerdo con información expuesta en la época por el Ministerio del Interior.

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Sin embargo, para ese entonces, los investigadores no sabían que el ‘socio’ de Remzi Azemi tenía como verdadera identidad la de Gjika, pues figuraba con otros dos nombres:

Los registros migratorios reflejan que Dritan Gjika llegó a Ecuador en 2013 y logró mantener -con su verdadera identidad- una fachada de exitoso empresario e incluso logrando nexos con hombres de negocios y de la política, como Rubén Cherres, quien fue asesinado y torturado en Punta Blanca, Santa Elena, el 30 de marzo de 2023.

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Cherres fue señalado de ser amigo de Danilo Carrera, cuñado del expresidente de la República, Guillermo Lasso. La Fiscalía, actualmente, investiga a Carrera en una trama por delincuencia organizada que “habría direccionado la adjudicación de contratos y el ingreso irregular de personas en empresas del Estado, con la finalidad de obtener réditos económicos”.

Además de ser indagado y relacionado con los asesinatos del montenegrino Fadil Kacanic y su esposa, la ecuatoriana Elsa María de Fátima Gallegos Chacón (14 de marzo de 2018); y del albanés Hidri Ilir (30 de mayo de 2017), hay un hecho que llama la atención: que un hombre que aparece en la lista de testigos en esos dos casos que apuntaban como sospechoso a Remzi Azemi, también fue asesinado.

Se trata del albanés Adriatik Tresa, quien fue eliminado por individuos que ingresaron la madrugada del 20 de noviembre de 2020 a la urbanización Bali, de La Aurora, en Daule, luego de identificarse como miembros de la Policía Nacional.

Tras el registro de la muerte de Remzi Azemi, un abogado ha solicitado que la causa que se sigue en su contra, por el crimen de Kacanic y su cónyuge, sea extinguida.

El 7 de junio de 2017, dentro de las investigaciones por el crimen de Hidri Ilir, Remzi Azemi rindió una versión en la que explicó cómo era su vida en Guayaquil y su debilidad: las mujeres. Él relató que habla cinco idiomas (albanés, serbio, inglés, alemán y español) y que nuestra lengua la aprendió con las mujeres que se relacionaba. Con una de ellas, en el cantón Milagro, en Guayas, tuvo un hijo. En ese entonces, él ni siquiera tenía clara la edad de su pequeño. En su declaración comentó: “el niño tiene un año, creo”.

En esa misma diligencia, el kosovar alegó que a Ecuador supuestamente llegó de vacaciones y que decidió radicarse en la urbe porteña porque un tío diplomático le habría pedido hacer contactos, que en sus años de estadía no habría conseguido. Ahora se desconoce qué ha pasado con su cuerpo, pues en el expediente y en los documentos donde se informa de su muerte, no se precisa si fue llevado a su tierra natal, sepultado en nuestro país o cremado.

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